La genealogía de Jesucristo

 


Por Josué I. Hernández

 
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es provechosa (2 Tim. 3:16,17). Esto incluye la genealogía de Jesucristo registrada por Mateo (Mat. 1:1-17), un segmento bíblico útil para nuestra instrucción.
 
“la genealogía es indispensable. Establece el fundamento para todo lo que sigue. A no ser que se pueda demostrar que Jesús es un descendiente legal de David a través de la línea regia, es imposible demostrar que sea el Mesías-Rey de Israel. Mateo comienza su relato donde debe empezarlo: con la evidencia documental de que Jesús heredó el derecho legal al trono de David” (W. MacDonald).
 
¿Por qué Mateo comienza con esta genealogía?
 
Esta genealogía es consistente con el propósito de Mateo. En consideración de que Mateo escribió para los judíos, Marcos escribió para los romanos, Lucas escribió para los griegos, y Juan escribió para la iglesia, la genealogía que Mateo incluyó en su libro despertaría el interés de la mente judía como pocas cosas lo harían.
 
Debido a que el relato de Mateo fue diseñado para convencer a los judíos de que Jesús de Nazaret es el Mesías de las profecías del Antiguo Testamento, el registro genealógico, tan importante para la nación de Israel (ej. Gen. 5; 10; 1 Cron. 1-9), junto a la profecía cumplida (ej. Mat. 1:22,23; 2:4-6; 2:14,15; 2:17,18; 2:23), serían la evidencia de la tesis de Mateo.
 
Entonces, para demostrar que Jesús cumple dos requisitos mesiánicos esenciales, es decir, ser descendiente de Abraham (cf. Gen. 22:18) y de David (cf. Is. 11:1,2,10), tenemos una afirmación (Mat. 1:1), siendo la evidencia de esta afirmación la genealogía misma (Mat. 1:2-17).
 
“Para probar que Jesús de Nazaret era el Mesías, Mateo da principio al libro con su genealogía, estableciendo que era del linaje de Abraham (Gen. 12:3; 22:18; Gal. 3:16) y de David (2 Sam. 7:12; Sal. 89:29; 132:11; Luc. 1:32,33)” (W. Partain).
 
Características significativas de esta genealogía
 
En primer lugar, notamos que esta genealogía se divide en tres secciones de catorce cada una: De Abraham a David, de David al cautiverio babilónico, y del cautiverio babilónico a Jesús (Mat. 1:17). Evidentemente, esto facilitaría la memorización.
 
Mateo omitió algunos nombres. Por ejemplo, entre Joram y Uzías hubo tres reyes (Mat. 1:8; Ocozías, Joás y Amasías). Pero, tal omisión no era inusual en las genealogías judías, donde las figuras menores a menudo se omitían, para mantener registrada la conexión esencial sin entrar en detalles de menor importancia.
 
En segundo lugar, aprendemos que esta genealogía establece el derecho de Jesús al trono de David. No su derecho “carnal”, ya que Jesús era hijo legal de José, un hijo adoptivo de él. Lucas registra la ascendencia “carnal” de Jesús en Lucas 3:23-38, el cual es un registro de su ascendencia por parte de su madre, María, la madre de su cuerpo humano, es decir, la madre de su naturaleza humana.
 
Un detalle interesante es que Jesús de Nazaret descendió de David a través de Natán, no de Salomón (ver Lucas 3:23-38). Esto ayuda a responder un dilema desconcertante que se encuentra en el Antiguo Testamento. Dios prometió que el Mesías vendría de los lomos de David, pero Conías (Mat. 1:11), fue tan malvado que Dios prometió que ninguno de sus descendientes reinaría sobre el trono de David (Jer. 22:24-30). Entonces, ¿cómo cumpliría Dios su promesa a David? Por un descendiente de David que no fuera descendiente de Salomón, el cual fue Jesús, quien desciende en cuanto a la carne, de Natán.
 
Así que Jesús es heredero tanto “legal” como “carnal” del trono de David. Heredero “legal” en virtud de su adopción por José (su padre legal), quien era descendiente de Salomón. Heredero “carnal” en virtud de su nacimiento por María, descendiente de Natán.
 
María fue la madre del cuerpo humano de Jesús de Nazaret, de su naturaleza humana, pero no fue madre de su espíritu eterno (cf. Mat. 1:23; Rom. 9:5; Heb. 1:1-13). Dios no tiene madre.
 
En tercer lugar, esta genealogía nos sorprende con la inserción de los nombres de cuatro mujeres. “Es inusual que las mujeres sean nombradas en las genealogías” (J. F. MacArthur). Esto es un caso muy especial, no solo por estar incluidos en dicha lista, sino porque tres nombres enlistados están contaminados respecto a la pureza moral (Tamar, actuó como ramera; Rahab, era una ramera; y, Betsabé, fue adúltera). En cuanto a Rut, aunque moralmente dulce y noble, mezcló la línea de sangre real con sangre gentil.
 
La pregunta del millón podría ser la siguiente, “¿Por qué mencionar específicamente a estas cuatro mujeres?”. Este estudiante de la Biblia está convencido que esto señala la relación de Jesucristo con todos los pecadores, la misericordia de Jesucristo para abrir su reino a los pecadores y a los gentiles.
 
Lecciones que aprender de esta genealogía
 
1. Dios es fiel, siempre cumple su palabra. Hizo cuatro grandes promesas respecto a Cristo (Gen. 3:15; 12:1-3; Deut. 18:15; 2 Sam. 7:12-16), y cumplió su palabra. Por lo tanto, podemos tener confianza en que Dios siempre cumplirá su palabra. Por ejemplo, la segunda venida de Cristo (cf. Hech. 1:9-11).
 
No debemos desanimarnos por al paso del tiempo. La duración entre la promesa hecha a Abraham y su cumplimiento era parte del plan de Dios. El tiempo no cambia la verdad. Dios siempre cumplirá su palabra.
 
2. La piedad no se hereda. Muchos padres piadosos han tenido hijos impíos. Salomón tuvo a Roboam, Ezequías tuvo a Manasés, Josías tuvo a Joacaz. Sin embargo, “Dios no tiene nietos”. Ser hijo de Dios no significa que nuestros hijos lo serán también.
 
Como padres, seamos diligentes en criar a nuestros hijos en “disciplina y amonestación del Señor”. Jamás nos desanimemos cuando nuestros hijos se desvían. Recordemos que Manasés se arrepintió.
 
3. La misericordiosa compasión de nuestro Señor. Jesús se humilló a sí mismo tomando forma humana (cf. Fil. 2:5-8). Dios el Hijo se encarnó por nuestro bien, para gustar la muerte por todos (Heb. 2:9), para llevarnos a la gloria (Heb. 2:10), para librarnos del poder y del temor de la muerte (Heb. 2:14,15), y para llegar a ser nuestro misericordioso y fiel sumo sacerdote (Heb. 2:16-18).
 
Conclusión
 
La genealogía de Jesucristo registrada por Mateo establece el derecho de Jesús de Nazaret como el Cristo, y nos recuerda de la misericordia de Dios.
 

A propósito, ¿ha recibido la misericordia de Dios?