La Biblia describe el convertirse en cristiano como un nuevo nacimiento. El
apóstol Pedro dijo que nacemos de nuevo mediante la palabra de Dios (1 Ped.
1:23), la cual es su evangelio (1 Ped. 1:25). Luego, el apóstol instó a sus
lectores, “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía,
envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es
que habéis gustado la benignidad del Señor” (1 Ped. 2:1-3). Por lo tanto,
aprendemos que los cristianos debemos crecer. Debemos crecer en el conocimiento de Jesucristo.“creced en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18; cf. 1:5-8). Es un
error cuando la gente piensa que necesita saber todo acerca de ser cristiano
antes de serlo. Hay mucho que la nueva criatura en Cristo debe aprender (cf.
Mat. 28:20; Ef. 2:10). Debemos crecer en convicción. El apóstol Pablo advirtió a los efesios
sobre la condición de niñez permanente, “para que ya no seamos niños
fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema
de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”
(Ef. 4:14). En lugar de permanecer como niños, “crezcamos en todo en aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo” (Ef. 4:15). El crecimiento indica vida,
vitalidad, en Cristo. Debemos crecer en discernimiento. El autor a los hebreos habló de la importancia
de progresar más allá de la leche de la palabra de Dios hacia un estado de
poder digerir alimento sólido, lo indica no solo una mejor comprensión
espiritual, sino también mejores decisiones, “el alimento sólido es para los
que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Heb. 5:14).
Necesitamos progresar en nuestra capacidad de elegir lo correcto sobre lo
incorrecto, lo bueno sobre lo malo, lo beneficioso sobre lo potencialmente
dañino, etc. Debemos crecer en trabajo. El apóstol Pablo dijo a los esforzados
hermanos tesalonicenses, “os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y
más” (1 Tes. 4:10; cf. 4:1). Los cristianos siempre debemos buscar la
excelencia, y abundar en la obra del Señor (cf. 1 Cor. 15:58). Debemos crecer en nuestro servicio a Cristo. Luego, el sentido de
propósito, el contentamiento y el gozo ocuparán espacio suficiente en nuestros corazones.
¿Habrá gozo más grande que el de servir a Cristo?