La Biblia dice: “Honroso sea
en todos el matrimonio” (Heb. 13:4). Este es un mandamiento de Dios que no
está dirigido solamente a los que están casados, sino a “todos”. En el
presente artículo queremos enfocar a los que están incluidos en este grupo. Los que están casados deben
trabajar para mantener y fortalecer su matrimonio, cumpliendo los roles que
Dios ha especificado (ej. Ef. 5:22-33). Ellos son responsables de su influencia
en la familia y la sociedad. Los que nunca se han casado, ya
sea que estén haciendo planes para contraer matrimonio, o que el matrimonio sea
una posibilidad lejana, deben prepararse para esta maravillosa relación. Los que nunca se casarán, y
hay varias razones legítimas para esto, no deben menospreciar el matrimonio, ni
desanimar a los que legítimamente quieren casarse. Los que estuvieron casados,
es decir, los que están separados o son viudos. Aunque el matrimonio anterior
fue difícil, e incluso, doloroso, los que sufrieron alguna vivencia negativa no
deben proyectar su experiencia sobre los demás. Aconsejar a otros siempre es
bueno, pero deshonrar el matrimonio es algo pecaminoso. Los niños deben ser criados
confiando en el plan de Dios para el matrimonio (cf. Deut. 6:6-9; Ef. 6:4; 2
Tim. 1:5). La mayoría de los niños un día se casarán, pero ¿con qué clase de
persona se casarán? ¿Estarán listos para vivir su matrimonio en el temor del
Señor? ¿Estarán capacitados para ser el mejor cónyuge posible? Los que gobiernan son
responsables delante de Dios por las legislaciones que impulsan, fomentan y
apoyan. No son pocos los políticos que están esforzándose por redefinir el
matrimonio. El rol el gobierno (cf. Rom. 13:3,4; 1 Tim. 2:2) no involucra el
matrimonio. Los cristianos son
responsables de guardar “todas las cosas” que Cristo ha mandado (Mat.
28:20), lo cual incluye el origen, diseño, función y propósito del matrimonio.
Sin duda alguna, los cristianos deben ser “sal de la tierra” y “la luz
del mundo” (Mat. 5:13-16) al fomentar el matrimonio según el diseño divino
hablando “conforme a las palabras de Dios” (1 Ped. 4:11).
Conclusión
El matrimonio fue establecido por
Dios en el principio para el bien de la humanidad. Dios lo diseñó de tal manera
que, si marido y mujer obedecen sus instrucciones, las bendiciones se
extenderán más allá de la propia familia. Casados y solteros, ricos y
pobres, jóvenes y ancianos, adultos y niños, “todos” deben tener en matrimonio
como algo “honroso”.