La palabra “doxología” proviene de dos palabras griegas que aparecen con
frecuencia en el idioma original del Nuevo Testamento, el griego koiné; una es “doxa”
(de “dokeo”, parecer) que significa “primariamente opinión, estimación; y de
ahí el honor resultante de una buena opinión” (Vine), es decir, una alabanza,
un elogio; la otra palabra es “logos”, que es “la expresión del pensamiento; no
el mero nombre de un objeto... un dicho o afirmación” (Vine). Entonces,
doxología es una expresión, o fórmula, de alabanza para indicar y exaltar la
gloria y majestad de Dios. Ejemplo de una doxología es el siguiente: “Y el Dios de paz, que
resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las
ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena
para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de
El mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén” (Heb. 13:20,21, LBLA).