El aborto provocado, ¿un asunto religioso?

 


Por Josué I. Hernández

 
El aborto provocado es el procedimiento mediante el cual se pone fin deliberadamente a la vida de un niño en el útero de su madre. En otras palabras, cuando se realiza un aborto, se asesina a un bebé que está por nacer.
 
La preocupación de los cristianos es menospreciada por los defensores del aborto, quienes los acusan de argumentar en base a la religión. Pero, clasificar la preocupación de los cristianos como una cuestión meramente religiosa, solo porque los cristianos creen que la Biblia es la palabra de Dios, es una falacia. Este es el argumento ad hominem, según el cual se asume como falsa la argumentación por quien es el emisor de esta.
 
Dios ha legislado su mundo con justicia (Deut. 32:4), sabiduría (Rom. 11:33; 16:27) y bondad (Sal. 100:5). Proteger la vida del bebé que está por nacer es un asunto justo y bueno.
 
La Biblia dice, “no matarás” (Rom. 13:9), lo cual coincide con todo criterio basado en la justicia y la bondad. Por lo tanto, no es un asunto meramente religioso el respetar la vida del prójimo, sino una medida justa y buena para todos.
 
Desechar los argumentos de quienes defienden la vida humana, dentro o fuera del útero, solo por sus antecedentes religiosos, es una falacia. Las cosas malas siguen siendo malas, seamos religiosos o no.