Por Josué I. Hernández
- Un texto cristiano conocido como Didaché (80 – 180 D.C.), afirma: “no matarás al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido...”.
- La epístola de Diogneto (80 – 160 D.C.), enseña que los cristianos “se casan, como todos. Engendran hijos, pero no destruyen su descendencia”.
- La epístola de Bernabé (80 – 130 D.C.), declara, “No matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida”.
- Atenágoras, escribiendo al emperador Marco Aurelio (170 D.C.), declaró, “Decimos a las mujeres que utilizan medicamentos para provocar un aborto que están cometiendo un asesinato, y que tendrán que dar cuentas a Dios por el aborto”.
- Tertuliano (210 D.C.), escribió, “Para nosotros, ya que hemos prohibido el asesinato de una vez por todas, ni siquiera podemos destruir el feto en el útero”.