Por Josué I. Hernández
“Porque lo que sucede a los hijos de los hombres,
y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así
mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre
que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es
hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. ¿Quién sabe que el
espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal
desciende abajo a la tierra? Así, pues, he visto que no hay cosa mejor
para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque
¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?” (Ecles. 3:19-22).
- Los muertos no tienen conocimiento.
- Los muertos no tienen memoria ni sentimientos.
- El hombre y la bestia tienen un mismo aliento y van a un mismo lugar, es decir, vuelven al polvo de la tierra.
- Un hombre muerto no puede ser traído para ver lo que sucederá después de él.
¿Los muertos no tienen conocimiento?
¿Los muertos no tienen
memoria ni sentimientos?
¿El hombre y la bestia tienen un mismo aliento y
van a un mismo lugar, es decir, vuelven al polvo de la tierra?
¿Un hombre muerto no puede ser traído para ver lo
que sucederá después de él?
Conclusión