Inferencia innecesaria



Por Josué I. Hernández

 
En la comunicación humana está aquello llamado “implicación”, es decir, el dar a entender algo sin expresarlo abiertamente para que se deduzca. La deducción lógica de lo implicado es denominada “inferencia necesaria”, esta es la consecuencia inevitable de lo implicado. Entonces, cuando alguno implica otro infiere.
 
Siendo la inferencia una deducción de lo que se esté implicando, esta deducción podría ser necesaria o innecesaria. A diferencia de la inferencia necesaria, que es la deducción lógica, o conclusión inevitable, la inferencia innecesaria es una deducción incorrecta que deduce lo que no se está implicando.
 
Las inferencias son algo tan propio, o natural, a cada uno de nosotros, que rara vez pensamos que estamos sacando deducciones cuando en realidad lo estamos haciendo, lo cual indica que fuimos creados para deducir implicaciones.
 
La Biblia está llena de implicaciones, y Dios quiere que pensemos y deduzcamos. Por ejemplo, la Biblia dice que Jesús “después que fue bautizado, subió luego del agua” (Mat. 3:16). Por inferencia necesaria entendemos que para subir del agua primeramente descendió al agua. Veamos otro ejemplo. Citando el pasaje de la zarza, en el cual Dios dijo “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”, Jesús declaró, “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mat. 22:32), lo cual significa que Abraham, Isaac y Jacob, muertos siglos antes de Moisés, aún viven más allá de esta tierra. Esta es la conclusión a la cual el texto nos obliga a llegar. Veamos otro ejemplo en Hechos 8:35,36, donde leemos que Felipe “anunció el evangelio de Jesús”. Estamos forzados a entender que predicar a Jesús incluye predicar el bautismo. La narración de Lucas implica que el bautismo es parte esencial de lo que significa predicar el evangelio del Señor Jesucristo. No es extraño, por lo tanto, que el eunuco insistiera en ser bautizado y Felipe le ayudara con rapidez (Hech. 8:36-38).
 
Desafortunadamente, algunos estudiantes de la Biblia hacen inferencias innecesarias, ya sea debido a prejuicios religiosos, tradiciones, o, simplemente, por una falta de mayor estudio, lo cual tiene consecuencias en doctrina y práctica.
 
Por inferencia innecesaria se ha condenado el uso de un bautisterio, porque el eunuco fue bautizado al aire libre (Hech. 8:36-38). Así también se podría inferir innecesariamente que bautizar al aire libre es una ley para los eunucos que andan en un carro.  Pensar que todo detalle implica un asunto esencial llevará a las almas por un camino no trazado por Dios.
 
Leyendo Santiago 1:27 se ha inferido innecesariamente que la iglesia debe construir y financiar hogares para huérfanos. Pero, Santiago no implicaba tal cosa. Santiago no responsabilizó a iglesias locales para que apoyaran algún proyecto social a nivel de hermandad. Lo mismo sucede con Gálatas 6:10, donde algunos infieren innecesariamente que la iglesia debe participar en programas sociales. En ambos casos, con los pronombres y sus antecedentes (contexto), es señalada la responsabilidad del individuo cristiano de participar activamente en una vida de servicio.
 
Dios no aprecia a quien interpreta mal su palabra (2 Tim. 2:15; 2 Ped. 3:16). Leer la Biblia sin cuidado y sacar inferencias apresuradamente no es la manera de trazar bien la palabra de verdad. Salomón tenía razón al decir que el estudio es un trabajo duro (Ecles. 12:12).