Por Josué I. Hernández
“Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a
nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos
llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros
somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros
débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros
despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos
desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos
trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos
persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser
hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos” (1 Cor. 4:9-13).