¿Es toda versión (traducción) de
la Biblia tan buena como otra? Hay un buen número de Biblias para elegir, ya
sean impresas, ya sean electrónicas. Desafortunadamente, algunas no son dignas
de ser llamadas “versiones”. No son el resultado de un trabajo erudito, de
precisión académica, no son más que comentarios (paráfrasis, es decir, explicaciones
amplificativas o comentarios). Algunas versiones de la Biblia
han sido producidas sin otra razón que la agenda de una organización religiosa
particular (como la Traducción del Nuevo Mundo, de los testigos del Atalaya).
Otras son la consecuencia de intentos sinceros, pero no son fieles al texto que
pretendían traducir debido a que no lo traducen con exactitud (Dios Habla Hoy, Traducción
En Lenguaje Actual, La Palabra De Dios Para Todos, etc.). La Biblia comenzó su existencia
con los documentos originales (autógrafos) escritos por apóstoles, profetas, y otros
hombres inspirados. Estos manuscritos no fueron escritos en castellano, como alguno
podría suponer. El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo (y una pequeña
porción en arameo), mientras que el Nuevo Testamento fue escrito en griego
koiné. Ninguno de los escritos originales sobrevivió hasta el presente, pero
existen copias hechas a mano (manuscritos), no muy alejadas de los tiempos del
original. Para producir una versión de la
Biblia en castellano los documentos deben ser traducidos. Con el tiempo, las
traducciones más antiguas, que usan un estilo antiguo de castellano, se revisan
y estas revisiones forman una nueva versión más comprensible. Sin embargo, no
debemos ser tan crédulos, ni tan desconfiados. Algunas versiones incorporan
prejuicios, mientras que otras, por su fidelidad al texto griego, son versiones
monumentales. Antes de comprar una Biblia infórmese
bien. Busque asesoría al respecto. Procure para su estudio bíblico cotidiano
las mejores traducciones posibles, y evite las paráfrasis que suenan bien, pero
que no transmiten la idea original.