¿Quién debe administrar el bautismo en Cristo?


 
Por Josué I. Hernández

 
La Biblia no usa la nomenclatura denominacional “administrar el bautismo”, señalando alguna ordenanza o rito que se administra como ceremonia. El concepto de oficial bautizador que administra el bautismo, enfoca una autoridad residente en la iglesia y hace que la validez del rito, o sacramento, dependa del ejercicio de dicha autoridad. Pero, ¿tiene la iglesia dicha autoridad? ¿Encontramos en el Nuevo Testamento semejante terminología (rito, sacramento, administrar bautismo, etc.)?  
 
El concepto sectario de “administrar bautismo” requiere una línea ininterrumpida de oficiales que lo hagan, y algún tipo de medio para probar dicha sucesión. Es decir, alguien autorizado por la iglesia debe administrar el bautismo para que éste sea válido, y se requiere algún registro para probar dicha validez. Es decir, la validez o invalidez del bautismo involucraría una clase de bautizador y a la iglesia como garante.
 
¿Fue su bautismo válido? ¿Depende de quién lo bautizó, y de quién bautizó al que lo bautizó, sin que la cadena de oficiales bautizadores se rompa, (porque si la cadena se rompió en algún punto, la validez de los bautismos se anula)?
 
Cuando vamos a la Biblia aprendemos que el bautismo es la respuesta del pecador al evangelio de Cristo. Pedro dijo, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hech. 2:38).
 
La Biblia dice que la validez del bautismo depende de la fe en el evangelio de Cristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Mar. 16:16). “Si crees de todo corazón, bien puedes” (Hech. 8:37; 16:31). 
 
El apóstol Pablo dijo que la obediencia de corazón determina la validez de la conversión, “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Rom. 6:17,18).
 
La semilla del reino es la palabra de Dios (Luc. 8:11). El carácter de la semilla, no del sembrador, es lo que determina la cosecha. Si una ardilla lleva una bellota al suelo apropiado, un roble crecerá, no un árbol de ardillas.
 
El bautismo sectario puede ser legítimamente cuestionado, no por quien bautizó, sino por lo que la persona oyó, creyó e hizo. Si alguno cree otro evangelio, diferente al evangelio de Cristo, y obedece aquel evangelio diferente, ciertamente no ha sido bautizado en Cristo.
 
Si, al margen de la fe en Cristo, la clase de bautizador es el estándar de validación de los bautismos, se podría coaccionar a los habitantes de una región para que entren de una vez en el rebaño de Cristo, bautizándoles a punta de pistola. Sin embargo, la palabra de Cristo, y la historia, demuestran que esto no funciona.
 
La validez del bautismo en Cristo no descansa en el poder del administrador. Un bautismo será válido si es por sincera obediencia a Cristo.