Por Josué I. Hernández
Dios recompensa a sus siervos, él “es galardonador de los que le buscan” (Heb. 11:6), y su recompensa está llena de gracia (cf. 1 Tim. 1:14). Por esta razón, Pablo escribió, “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Col. 3:23,24). El apóstol Juan declaró, “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo” (2 Jn. 8).