¿Es una "necesidad" el edificio de reuniones?


 
Por Josué I. Hernández

 
El edificio en que una iglesia se reúna es una “conveniencia”. Dicho de otra manera, el edificio es un medio, una forma, o un recurso, que permite cumplir el mandamiento del Señor (cf. 1 Cor. 14:23,26; Heb. 10:25). Siendo el edificio de reuniones una conveniencia, de ninguna manera sería una “necesidad”.
 
Los santos que no tienen un edificio dónde reunirse no son “santos necesitados”. La Biblia define a una persona “necesitada” como alguien que carece de alimentos y ropa (1 Tim. 6:8). A la vez, la parábola del buen samaritano expande el concepto de “necesidad” para que entendamos que también involucra asistencia médica y vivienda (Luc. 10:30-35). En resumen, “necesitado” es aquel que carece de aquello que es necesario para el cuerpo (Sant. 2:16; Hech. 2:44,45; 4:32-5:1), ya sea sustento y abrigo, ya sea atención médica urgente.
 
Los términos “necesidad” y “necesitado” se aplican cuando falta lo urgente para el cuerpo (Hech. 2:44,45; 4:32-35; Sant. 2:15; Luc. 10:30-36), pero nunca se aplican por la falta de algún recurso de ejecución como podrían ser el edificio, las sillas, el agua potable, el sistema de amplificación o el aire acondicionado.
 
Por el patrón del Nuevo Testamento (2 Tim. 1:13) aprendemos que una iglesia de Cristo puede enviar de su tesorería a un predicador (cf. 2 Cor. 11:8,9; Fil. 4:15-18) o a santos necesitados (cf. Rom. 15:25,26; 1 Cor. 16:1-4; 2 Cor. 8:4; 9:1,12). Sin embargo, no tenemos autorización bíblica para que una iglesia de Cristo envíe de sus fondos para que otra iglesia adquiera un edificio donde reunirse.