Pablo escribió a los tesalonicenses, “Por lo cual también nosotros sin
cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que
oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es
en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1
Tes. 2:13). Indiscutiblemente, el apóstol Pablo dijo que la palabra de Dios obra en los
creyentes. La pregunta es, ¿qué hace la palabra de Dios en los creyentes?
Informa.“que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he
escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi
conocimiento en el misterio de Cristo” (Ef. 3:3,4). Transforma.“No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom.
12:2). Enseña, alienta, consuela.“Porque las cosas que se escribieron
antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y
la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la
paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo
Jesús” (Rom. 15:4,5). Amonesta.“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo,
y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los
fines de los siglos” (1 Cor. 10:11). Hace sabio.“y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús” (2 Tim. 3:15). Capacita.“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16,17). Limpia.“para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por
la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que
no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
mancha” (Ef. 5:26,27). Liberta.“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31,32). Santifica.“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad” (Jn. 17:17). Empodera.“Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a
la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia
con todos los santificados” (Hech. 20:32). Hace renacer.“siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”
(1 Ped. 1:23; cf. Sant. 1:18). Salva.“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia,
recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras
almas” (Sant. 1:21). Protege.“En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal.
119:11).
Conclusión
La palabra de Dios es realmente poderosa. Sin embargo, no puede obrar en
los incrédulos (cf. Rom. 1:16). Necesitamos, por lo tanto, hacer todo arreglo
en nuestra agenda diaria para estudiar la Biblia y meditar en ella. Debemos
hacer nuestra parte para que Dios haga su obra en nosotros.