Cuando hablamos de “contexto” nos referimos al “entorno”, es decir, “lo que
rodea”, ya sea el “Entorno lingüístico del que depende el sentido de una
palabra, frase o fragmento determinados” (RAE), ya sea “Entorno físico o de
situación, político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el que
se considera un hecho” (Ibíd.).Sin duda
alguna, el contexto es importante para entender una palabra o situación. Una palabra o frase aisladas pueden sugerir muchas cosas. Considerar el
contexto en el cual se encuentran permite entender el sentido de lo que se está
comunicando, y el estudio de la Biblia no es la excepción. Dicho de otra
manera, no se puede entender el mensaje de la Biblia sin considerar el
contexto. Por ejemplo, por años hemos oído y leído toda suerte de aplicaciones
de Filipenses 4:13 o Jeremías 29:11. Otro ejemplo es Juan 16:13, la promesa de Jesús a sus apóstoles de que el
Espíritu Santo les guiaría a toda la verdad. No son pocos los que leen el
pasaje y lo aplican a todos los creyentes. La tragedia en todo esto es la
convicción basada en el retorcimiento de las sagradas Escrituras (cf. 2 Ped.
3:16), llegando alguno a creer lo que Dios no enseña ni requiere. Trazar con precisión la palabra de verdad (2 Tim. 2:15) requiere que tanto
la interpretación como la aplicaciónconsideren el contexto.