Enfocando la inspiración de las sagradas Escrituras
Por Josué I. Hernández
La afirmación del apóstol Pablo
en 2 Timoteo 3:16,17 es la declaración más conocida de la Biblia acerca de la
inspiración de ella: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra”. La frase traducida “inspirada por
Dios” es un término compuesto (gr. “theopneustos”) que, según nos enseñan los
académicos, literalmente significa “respirada por Dios” o “exhalada por Dios”.
Debido a lo anterior, algunas versiones traducen, “toda la Escritura es
divinamente inspirada” (NC), “Toda escritura inspirada de Dios es propia” (T.
Amat). El apóstol Pedro escribió, “entendiendo
primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que
los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”
(2 Ped. 1:20,21). Las declaraciones de Pablo y
Pedro apuntan a un principio crucial. Una visión correcta de la inspiración de
la Biblia es vital para permanecer firmes. En cambio, una visión incorrecta de
la inspiración de la Biblia nos aleja de todas las bendiciones de Dios en
Cristo. Pedro había recordado a sus
lectores que la fe en el evangelio está basada en el testimonio de los
apóstoles (cf. 2 Ped. 1:16-18) y la profecía cumplida (cf. 2 Ped. 1:19; 3:2).
Los falsos maestros, que abogarían por estándares diferentes se asomaban en el
horizonte del tiempo y sus palabras serían “herejías destructoras” (2 Ped.
2:1-22). Pablo también estaba advirtiendo
que vendrían “tiempos peligrosos” (2 Tim. 3:1), cuando hombres que
tendrían apariencia de piedad negarían el poder, o eficacia, de esta piedad
regeneradora, transformadora (2 Tim. 3:5). Los tales se opondrían a la verdad (2
Tim. 3:8) mientras engañarían y serían engañados (2 Tim. 3:13). Timoteo debía evitarlos
(2 Tim. 3:5) y persistir en lo que él había aprendido (2 Tim. 3:14-17) aunque
sufriría al hacerlo (2 Tim. 3:12). Aquellos que tienen una firme
convicción en la inspiración de las sagradas Escrituras seguirán las divinas
instrucciones de la Biblia, independientemente de lo que diga el gobierno, los
eruditos, los teólogos o los científicos de diversas tendencias. La bendita
palabra de Dios siempre anulará las nuevas inclinaciones culturales contrarias
a la verdad. Por el contrario, un enfoque relajado de la inspiración de la Biblia abre la puerta al rechazo de sus
enseñanzas, reduciéndolas a sugerencias y meras opiniones, donde las sanas
palabras no son un patrón que deba retenerse (2 Tim. 1:13) sino una guía
general, que puede ser reinterpretada y adaptada a las nuevas tendencias. Es
más, siguiendo este camino se abre la puerta para abandonar el estándar de Dios
completamente. En fin, cuando algunos se aferran
a una forma de piedad, pero rechazan la palabra de Dios, han rechazado la
eficacia la piedad del evangelio.