Por Josué I. Hernández
El Señor llevó a quienes le interrogaron hasta el principio. Dios creó al hombre y a la mujer (Gen. 1:27) y dijo, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gen. 2:24). El Señor Jesús dijo, “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mat. 19:4-6).
Jesús enseña que el divorcio (repudio, separación) no es parte del plan de Dios. Es más, el divorcio atenta contra el plan de Dios.