¿Cuándo vendrá el reino?

 


Por Josué I. Hernández

 
Mientras Jesús se dirigía a Jerusalén, al final de su ministerio terrenal, algunos fariseos le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios (Luc. 17:20). ¿Querían saberlo sinceramente? ¿Fue este otro intento de atrapar al Señor en alguna palabra? ¿Procuraron hacer burla de él (cf. Luc. 16:14)? Independientemente de su motivo, Jesús respondió con sinceridad. Sin embargo, su respuesta probablemente no fue la que esperaban.
 
“Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Luc. 17:20,21).
 
Esta respuesta es consistente con lo que Jesús dijo a Pilato, “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Jn. 18:36).
 
El surgimiento del reino de los cielos no puede observarse de la misma manera en que podríamos observar el surgimiento de un reino terrenal. El reino de los cielos no está marcado por rebeliones, golpes de estado, alzamientos de insurrección, elecciones, o campañas militares. El reino de Dios es un reino diferente. La respuesta de Jesús, por lo tanto, apunta a esto. El reino de Dios es interno, no externo, espiritual no físico. Literalmente, Jesús dijo, “el reino de Dios está en medio de vosotros” (TA), es decir, “el reino de Dios está dentro de vosotros” (NC). La otra aparición de la palabra (adverbio) “entre” (gr. “entos”), se encuentra en Mateo 23:36, refiriéndose al interior de un vaso.
 
Algunos objetan este significado, argumentando que Jesús seguramente no estaría diciendo que el reino está dentro de los fariseos. Sugieren que “entre vosotros” es una idea que indicaría que Jesús, el rey, estaba entre ellos, y en su persona estaba el reino. Sin embargo, Jesús decía que el reino estaba cerca, que su establecimiento sería inminente (cf. Mar. 1:15; 9:1). Jesús no dijo, durante su ministerio, que el reino de los cielos había llegado, que ya se había establecido. Sencillamente, cuando Jesús dijo “he aquí que el reino de Dios dentro de vosotros está” (VM), él estaba hablando del interior de las personas.
 
El reino de Dios es espiritual. Él reina, a través de su Hijo, en los corazones de sus súbditos. El reino vendría cuando Jesús se sentó a la diestra de Dios (cf. Hech. 2:22-36; Apoc. 3:21). Pero, también el reino viene cada vez que alguno se somete al señorío de Jesucristo.
 
El Lucas 19, cuando la gente anticipaba que el reino vendría inmediatamente, porque Jesús se acercaba a Jerusalén, el Señor respondió con una parábola sobre un hombre que viajó a un país lejano para recibir un reino (Luc. 19:12-27). Eso es precisamente lo que Jesús hizo. Apropiadamente, esa historia también incluye una advertencia para aquellos que rechazan su reinado.
 
Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo (Hech. 2:36). La pregunta es, ¿ha hecho usted a Jesús su rey? Es decir, ¿se ha sometido usted al reinado de Cristo? ¿Reina Jesús en su corazón?