Por Josué I. Hernández
El Nuevo Testamento describe a las iglesias recolectando (ej. Hech. 4:35) y
usando de su dinero en tesorería (ej. Fil. 4:15), y es 1 Corintios 16:2 el
pasaje que establece el plan de Dios para que cada iglesia local obtenga el dinero
necesario para hacer su obra, “Cada primer día de la semana cada uno de
vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando
yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. Repasemos algunos conceptos
importantes.
La expresión “cada uno de vosotros ponga aparte algo”, indica
claramente algo que se realiza cuando la iglesia está reunida, así no habría
que realizar alguna “colecta de emergencia” cuando Pablo llegara a Corinto, “guardándolo,
para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”.
El mandamiento “guardándolo”, autoriza la existencia de la tesorería.
“Es importante notar el vocablo griego, que es thesaurizon. Aquí en este pasaje
es un participio, "atesorando". (En castellano nuestra palabra
"tesoro" se deriva por transliteración de dicho vocablo). La persona
pone junto a sí mismo la cantidad de dinero que propone ofrendar y lo echa al
tesoro de la iglesia cada domingo” (Bill H. Reeves).
2 Corintios 8-9 arroja más luz sobre la colecta dominical. El dinero que
entregamos no es dinero nuestro, más bien es dinero de Dios. Somos
administradores de lo que Dios nos ha confiado. Como dijo David, “Porque
¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer
voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu
mano te damos” (1 Cron. 29:14).
Cada vez que ofrendamos, estamos entregando de la administración que nos ha
sido confiada para hacer conjuntamente la obra que como iglesia local nos ha
sido asignada. Es un privilegio, un medio de expresar nuestro amor, una
contrapartida de las bendiciones que disfrutamos, un eco del amor de Jesucristo
por nosotros, un medio para ser de bendición para otros que serán alcanzados por
el buen uso de los fondos.
Esta es la forma que se financia la obra de la iglesia local. Cristo así lo
quiso, y así espera que lo hagamos. De manera periódica, “Cada primer día de
la semana”. De manera personal, “cada uno de vosotros”. De manera
proporcional a los ingresos recibidos, “según haya prosperado”. Y, de
manera preventiva, “guardándolo”.
“Pero esto digo: El que siembra escasamente,
también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente
también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza,
ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Cor. 9:6,7).