¿Fue Jesucristo completamente Dios mientras estuvo en la tierra?

 


Por Josué I. Hernández

 
Algunos expositores afirman que cuando el Verbo eterno se hizo carne (Jn. 1:1,14) dejó a un lado su naturaleza divina. Para ellos, el concepto de un Dios infinito revestido de un cuerpo humano es ilógico.
 
Aunque no dudamos de las buenas intenciones, o la sinceridad, de estos predicadores, su doctrina es radicalmente errónea en cuanto a la naturaleza del Verbo encarnado.
 
Se han esgrimido diversos argumentos para reforzar la idea de que Jesucristo no poseía naturaleza divina durante su ministerio terrenal. Veamos algunos.
 
Según Hebreos 2:9, Jesús fue hecho un poco menor que los ángeles. Dado que los ángeles son obviamente inferiores a Dios, algunos concluyen que aquí tenemos una prueba de que Cristo no era completamente Dios. Sin embargo, esta conclusión es un error monumental. El escritor a los hebreos expuso en el capítulo 1 varios textos que exaltan la deidad de Cristo y evidencian su superioridad sobre los ángeles. Por lo tanto, Hebreos 2:9 no podría contradecir el argumento anterior.
 
Los ángeles son “espíritus ministradores” (Heb. 1:14) indignos de adoración (cf. Apoc. 19:10; 22:9). Sólo Dios es digno de adoración (cf. Mat. 4:10; Jn. 4:24). Cuando Jesucristo vino al mundo, todos los ángeles recibieron el mandamiento de adorarlo (Heb. 1:6), ¡sin importar que fuese un bebé humano (cf. Mat. 2:11)!
 
Por lo tanto, la inferioridad de Jesucristo respecto a los ángeles no guarda relación con su naturaleza divina.
 
Otro argumento se ha usado citando Santiago 1:13, donde leemos que “Dios no puede ser tentado”, y ya que Jesús fue tentado (cf. Mat. 4:1-11; Mar. 1:12,13; Luc. 4:1-13), él no era plenamente Dios. Entonces, ¿Jesucristo no era “Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mat. 1:23)?
 
Sin embargo, Santiago no estaba discutiendo la naturaleza del Hijo Dios, en su ministerio terrenal. Santiago estaba enseñando a sus lectores acerca del proceso de la tentación. No hay maldad que atraiga a Jesucristo, el odia el pecado (Heb. 1:9). Además, es impropio generalizar sobre la naturaleza de Dios a partir de una breve referencia fuera de su contexto.
 
¿Interrupción en la deidad?
 
Tal vez Filipenses 2:6 sea el texto más citado por los teóricos que afirman que Jesús de Nazaret no existió en “forma de Dios” porque, supuestamente, se despojó de sus atributos divinos, etc. Por lo tanto, según esta doctrina, Jesucristo de alguna manera interrumpió su deidad en la encarnación. Preguntamos, ¿esto es lo que escribió el apóstol Pablo?
 
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:5-8).
 
Pablo habló de Cristo como “siendo”, literalmente “existiendo” (gr. “huparchön”); ¿existiendo cómo? “en forma de Dios”. Pablo usó el verbo “existir”, no en pasado, sino en presente continuo. Es decir, Jesucristo siempre ha existido en forma de Dios, es más, no hay momento en que no esté existiendo así, y, por lo tanto, nunca hubo alguna interrupción de esa experiencia. Sin embargo, cuando leemos que Cristo “se despojó a sí mismo”, Pablo indica un momento en el tiempo, un hecho histórico particular, cuando fue “hecho semejante a los hombres”.
 
A. T. Robertson llama la atención a este suceso histórico, “Nótese la diferencia de tiempo entre huparchön (existencia eterna en la morphë de Dios) y de gegomenos (segundo participio aoristo en voz media de ginomai, devenir, una entrada concreta en un punto de tiempo en su humanidad)”.
 
En otras palabras, hubo un tiempo en que el Verbo eterno no existía como hombre (cf. Jn. 1:14), pero nunca ha habido tiempo en que él no estuviese en forma de Dios.
 
Cuando leemos que se despojó, Pablo explica claramente de qué manera se despojó, “tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”
 
W. E. Vine comentó, “La frase «siendo (existiendo) en forma (morfe, forma y carácter esencial y específico) de Dios», involucra los dos hechos de la antecedente deidad de Cristo, antes de su encarnación, y la continuación de su deidad durante y después del evento de su nacimiento”.
 
Hendriksen tiene razón cuando pregunta, “¿De qué se vació a sí mismo Cristo Jesús? Ciertamente no de su existencia “en la forma de Dios”. Jamás dejó de ser el poseedor de la naturaleza divina”.
 
Lenski afirmó, “Él no podía prescindir de su deidad en su humillación… Aun en su muerte tuvo que ser el poderoso Dios, para que con su muerte venciera a la muerte”.
 
Los teóricos que afirman que Cristo se despojó de sus atributos divinos para venir a la tierra, afirman que él retomó su estatus cuando llegó al cielo. Pero, si Cristo se despojó de su estatus divino para venir a la tierra, ahora en el cielo no podría tener dicho estatus, porque él es “Jesucristo hombre” (1 Tim. 2:5), en sujeción al Padre (cf. 1 Cor. 11:3; 15:27).  
 
En fin, si Jesucristo no era Dios mientras estaba en esta tierra, los testigos del Atalaya no están tan equivocados cuando afirman que Jesús era un hombre, bueno y perfecto, pero no más que un ser humano.
 
Conclusión
 
Las limitaciones terrenales a las cuales se sujetó nuestro Señor Jesucristo no fueron una consecuencia de haber perdido la forma de Dios, es decir, su naturaleza divina (Heb. 13:8). Más bien, fueron el resultado, o consecuencia, de una sumisión a la voluntad del Padre que le envió (Jn. 4:34; 14:28), un ejercicio de su propia voluntad (Heb. 10:7).
 
El estado encarnado de Jesucristo no involucró que se despojara de su forma o atributos divinos. Lo que en realidad sucedió es que él se sometió al Padre, subordinándose hasta la muerte, en términos de rol (Jn. 3:16,17; Rom. 5:6-8).
 
Este asunto no es una cuestión de meras palabras, un asunto semántico intrascendente. La verdad del evangelio es transmitida por palabras (cf. 2 Tim. 4:2), y el maestro de la palabra debe ser preciso con el lenguaje que emplea.