Conducta

 


Por Josué I. Hernández

 
Hay muchas responsabilidades y actividades que en las cuales el cristiano se desenvuelve cada día. Pero, queremos recordar algunas cosas que los verdaderos discípulos de Cristo siempre deben tener en cuenta.
 
La moda al vestir
 
La moda está dominada por tendencias pasajeras, que se enfocan desde el peinado hasta el calzado. Algunos aspectos de la moda pueden ser inofensivos, y con el pasar de los años darán a los hijos o nietos algo de lo cual reírse.
 
El cristiano debe reconocer que las tendencias de la moda las marcan, en su mayoría, personas mundanas y enemigas de la causa de Jesucristo. Por lo tanto, no siga la moda ciegamente (cf. Rom. 13:13,14; Ef. 2:2). “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Prov. 1:10).
 
Recuerde que la persona no vale por la marca de su vestuario (cf. Sant. 2:1-10). Procure ser reconocido por su carácter, no por su apariencia (1 Tim. 2:9,10). Nunca se vista, ni se desvista, sin pensar en su prójimo que podría tropezar (Mat. 18:6,7). Sobre todas las cosas, no olvide que los principios bíblicos sobre la modestia se aplican tanto a las actividades especiales, como a los deportes y a las actividades ordinarias.
 
Prioridades
 
Hay actividades académicas, como deportivas, oportunidades de servicio y ocasiones especiales. Todo puede ir bien si se mantiene en equilibrio, aunque usted siempre tenga las mismas 24 horas de siempre (Mat. 6:33). Por ejemplo, las tareas escolares no son más importantes que el estudio de la Biblia. Las actividades deportivas no son más importantes que la adoración. Mientras que los padres podrían ser la guía en semejantes casos, más de alguna vez ellos mismos son el problema.
 
Algo más sobre priorizar. En los deportes, ¿ganar es lo único que importa? ¿Justifica esto hacer trampa o volverse pendenciero? En lo académico, ¿vale la pena robar calificaciones? ¿Son las calificaciones obtenidas con fraude mejor que el buen carácter? Recordemos estas cosas para vivir “en toda piedad y honestidad” (1 Tim. 2:2).
 
Interacciones
 
¿Sobre qué bases elige usted a sus amigos? ¿Sólo quiere ser popular? Muchos se han arruinado a sí mismos eligiendo mal sus amistades (cf. 1 Cor. 15:33). ¿Es usted amigable solo con aquellos que podrían devolverle el favor? No olvide la enseñanza de Jesucristo al respecto (Luc. 14:12-14). ¿Qué influencia tienen sus amigos sobre usted? ¿Está comprometiendo lo justo y santo para lograr encajar con los malos (cf. Ef. 5:6-11)? ¿Fluye la influencia como debería o en sentido opuesto? Jesucristo dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat. 5:16).
 
El chisme destruye las mejores amistades (Prov. 16:28). Incluso si fuera cierto, no es correcto repetir todo lo que usted sabe. Sus palabras deben edificar, no destruir (Ef. 4:29). No debemos participar en conversaciones que involucran palabras obscenas, lenguaje abusivo, calumnia y murmuraciones (Ef. 5:3,4). Sencillamente, hay cosas que no debemos hablar (Ef. 5:12), y hay cosas que no debemos escuchar (Sal. 15:3).
 
Conclusión
 
Espero que tenga usted un buen día. Un buen día no es un día sin problemas, sin estrés, sin dolor. Un buen día es un día bien vivido, en obediencia, en la espera de Jesucristo.