¿Para qué es esencial el bautismo que Cristo mandó?

 


Por Josué I. Hernández

 
La Biblia enseña que el bautismo que Cristo mandó es esencial para el perdón de los pecados (cf. Mat. 28:19,20; Hech. 2:38), es decir, para lavar los pecados (cf. Hech. 22:16), porque nos salva (cf. 1 Ped. 3:21; Mar. 16:16). No predicamos el bautismo solo (regeneración bautismal), como si fuera el único requisito para la salvación. La Biblia también enseña que es imprescindible oír la palabra de verdad (Hech. 15:7) y reaccionar con fe (Hech. 8:37), arrepentimiento (Hech. 3:19) y perseverancia (Heb. 5:9).
 
La mayoría de los grupos religiosos niegan que el bautismo en Cristo sea esencial para recibir la nueva vida en Cristo (cf. Rom. 6:4; Col. 2:12). La idea general es que primero somos salvos y luego debemos ser bautizados; por lo tanto, el bautismo no sería “para perdón de los pecados” (Hech. 2:38), sino “por el perdón de los pecados”.
 
Es importante reconocer que el apóstol Pedro, en el día de Pentecostés de Hechos 2, no dijo “por” o “debido a”, Pedro dijo “para”: 
“para perdón de los pecados” (Hech. 2:38). La preposición griega “eis”, traducida “para”, siempre mira al futuro, no al pasado, indicando una “moción hacia cierta cosa”. Sin embargo, invalidan la palabra de Dios para mantener su tradición de “salvación solamente por la fe”, aunque en el proceso contradicen a Cristo y a sus apóstoles.
 
Así como la sangre de Cristo fue derramada para perdón de los pecados (Mat. 26:28), el bautismo en Cristo es para perdón de los pecados (Hech. 2:38). Así como Cristo no murió “por el perdón de los pecados”, nadie es mandado a bautizarse “por el perdón de los pecados”. En ambos casos, es decir, en Mateo 26:28 y en Hechos 2:38, el perdón de los pecados es el efecto logrado por una acción anterior. ¿Es el arrepentimiento “para vida” o es “por vida” (Hech. 11:18)?
 
Entonces, en una evidente expresión de rebeldía, algunos afirman que “el bautismo es esencial para la obediencia”, porque es un acto esencial de obediencia. Pero, si esto es cierto, ¿dónde queda el que no ha sido bautizado si aún debe obedecer? Veamos.
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, el no bautizado no ha obedecido, y así no verá la vida, sino que recibirá la ira de Dios (Jn. 3:36).
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, el no bautizado no será salvo por Cristo, porque él es autor de salvación a todos los que le obedecen (Heb. 5:9).
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, el no bautizado es un esclavo del pecado que no ha obedecido de corazón para ser liberado (Rom. 6:17,18).
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, el no bautizado no ha purificado su alma por la obediencia a la verdad (1 Ped. 1:22).
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, el no bautizado recibirá la retribución por no obedecer al evangelio (2 Tes. 1:7,8).
 
Conclusión
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, los no bautizados en Cristo son desobedientes, y no hay gracia para los desobedientes (cf. Mat. 7:21; Rom. 2:8; 10:16).
 
Si el bautismo es esencial para la obediencia, el no bautizado no está revestido de Cristo, ni es salvo por la fe en él, “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gal. 3:26,27).
 
En fin, quienes enseñan un bautismo por el perdón de pecados enseñan error, enseñan la rebelión contra Cristo, debemos dejarlos (cf. Mat. 15:14).