Los cristianos deben emprender una firme
oposición a lo terrenal, es decir, aquello que se opone a “las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” (Col. 3:1,2). No debe
haber tregua contra la vida mundana, “Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros” (Col. 3:5). Esta es la manera de presentarse a Dios “como
vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia” (Rom. 6:13).
Muerte en pecado
El pasado de los colosenses era uno de muerte y
culpa. Estuvieron muertos en pecado y sin perdón de Dios (Col. 2:13). El mismo
pasado que experimentaron los efesios, “muertos en vuestros delitos y
pecados” (Ef. 2:1,5), y la misma experiencia de todo pecador del mundo (cf.
Jn. 5:25; Rom. 5:12) “por cuanto todos pecaron” (Rom. 3:23). Sin embargo, en Cristo los pecadores reciben la
vida y el perdón, “os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los
pecados” (Col. 2:13). Cristo había dicho, “yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn. 10:10). ¿Cómo sucedió esto?
Vida en Cristo
Para recibir la vida los muertos deben unirse a
Cristo, y para esto deben ser “sepultados con él en el bautismo” momento
en el cual serán “también resucitados con él” (Col. 2:12). Sencillamente,
no hay nueva vida en Cristo sin esta unión con Cristo (cf. Gal. 3:27). En el bautismo somos unidos a Cristo en la
semejanza de su muerte y resurrección, “Porque si fuimos plantados
juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de
su resurrección” (Rom. 6:5). En el bautismo somos sepultados con Cristo y
resucitados con él para vida nueva, “Porque somos sepultados juntamente con
él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”
(Rom. 6:4).
¿Qué es lo “terrenal en vosotros”?
Debido a la nueva vida que disfrutan a los
cristianos se les demanda arraigo en Cristo (Col. 2:7) y que anden en él (Col.
2:6), “para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que
murió y resucitó por ellos” (2 Cor. 5:15; cf. Gal.2:20). Sin esto son
incapaces de hacer morir “lo terrenal” (Col. 3:5). A propósito, el texto
griego no dice “en vosotros”. Aunque ya han muerto al pecado en el bautismo (cf.
Col. 2:12; Rom. 6:2,3) los cristianos tienen la responsabilidad de hacer morir “los
miembros terrenales” (Col. 3:5, texto griego), es decir, “el cuerpo del
pecado” o “viejo hombre” (cf. Rom. 6:6; Ef. 4:22; Col. 3:9). Ya que han muerto con Cristo (Col. 3:3) las
cosas celestiales deben estar buscando (Col. 3:1) y en ellas poner toda su
atención (Col. 3:2). Esta es la manera de negarle la vida a “la carne”, es decir,
al hombre mundano y perdido que un día el cristiano fue, “Pero los que son
de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gal. 5:24).