Por Josué I. Hernández
Aplicaciones
Toda iglesia de Cristo tiene en sí misma la capacidad para superar los problemas que se presenten. Las quejas en voz baja, el rezongo, y el murmullo, nunca lograrán la solución de algún problema, “Haced todo sin murmuraciones y contiendas” (Fil. 2:14). La murmuración no solo indica insatisfacción, amargura e ingratitud, también señala la indisposición a participar en la solución. La murmuración no es una marca de espiritualidad (cf. Jud. 3,4,16,19) y fue uno de los factores en la destrucción de Israel (1 Cor. 10:10,11).
Si los apóstoles se dedicaban a servir a las mesas descuidarían “la oración y en el ministerio de la palabra”. ¿Qué tan importantes son estas cosas para nosotros? Dios quiere que su palabra sea predicada por varones dedicados al estudio y la oración (cf. 1 Tim. 4:13; 2 Tim. 2:2; 4:2). “El evangelista no debe dedicarse a servir mesas ni mucho menos a ser director de actividades sociales o de divertir a los jóvenes, sino que debe imitar a los apóstoles en dedicarse a la palabra” (W. Partain).