¿Debemos bautizar nuevamente a los hermanos liberales?
Por Josué I. Hernández
Los hermanos llamados “liberales” han sido
aquellos que, tomando para sí la libertad de innovar, se han involucrado en la
centralización y el institucionalismo. Con “centralización” nos referimos al
acto de centralizar fondos de varias iglesias hacia una iglesia grande que realizará
proyectos por las demás, a nivel de hermandad. Con “institucionalismo” nos
referimos a la acción de financiar a instituciones aparte de la iglesia local, por
ejemplo, algún instituto para predicadores. Sencillamente, no hay autorización
de Dios en su palabra, la Biblia, para que los cristianos se involucren en la
centralización y el institucionalismo. Todo aquel que obedece al evangelio de Cristo
llega a ser un hijo de Dios, y por ende, nuestro hermano. El bautismo que
Cristo mandó (cf. Mar. 16:16; Hech. 2:38) es un acto de obediencia entre el obediente
y Dios; y el administrador del bautismo, es decir, el hermano que sumerja al obediente,
no es un salvador secundario o canal de gracia. Dios justifica al obediente (cf.
Rom. 4:5-8; Gal. 3:26-29). El bautizador no valida el bautismo. Es Dios, en su
gracia, quien valida la obediencia del creyente (Rom. 6:17,18; 10:16). En fin,
la salvación de la persona bautizada no depende de quien le bautice. En el siglo 19 Alexander Campbell y varios
otros, al entender que estaban en el error del sectarismo, decidieron
abandonarlo y obedecer al evangelio (2 Tes. 1:8). Sin embargo, no había
cristianos que les ayudaran a ser sumergidos para que lavaran sus pecados (cf.
Hech. 22:16; Apoc. 1:5). ¿Qué hicieron? Se bautizaron unos a otros. Así, su
obediencia a la verdad resultó en la purificación de sus almas (1 Ped. 1:22) a
pesar del tipo de bautizadores que intervinieron. No existe en la Biblia la idea de “bautizarse
en una iglesia de Cristo conservadora”. El bautismo para el perdón de los
pecados no es administrado por alguna iglesia, ni es una ceremonia de la
iglesia. El bautismo que Cristo mandó pone al obediente
en la iglesia universal (cf. Hech. 2:47; 8:39; 1 Cor. 12:13). Así, pues, Dios perdona
al bautizado (Hech. 2:38,41). Pero, la idea de “bautismo de la iglesia de
Cristo conservadora” no es bíblica.