Los hermanos liberales



Por Josué I. Hernández

 
Desde el siglo pasado, los hermanos que se han tomado la libertad de participar en las prácticas no bíblicas de centralización e institucionalismo han sido llamados “liberales”. Luego, debido a que la apostasía no suele detenerse, estos hermanos nuestros han incursionado en otras actividades desconocidas en las sagradas Escrituras, como el evangelio social. Sin embargo, hay iglesias “conservadoras” que, aunque no participan de la centralización y el institucionalismo, también se están tomando libertades que el Señor no les concede. Por lo tanto, los términos “liberal” y “conservador” son relativos.
 
Una iglesia de Cristo no será liberal por el sólo hecho de que sus miembros fueron convertidos por el esfuerzo de un predicador liberal. Será liberal si sus miembros participan en las actividades sin autorización bíblica rechazando el patrón del Nuevo Testamento (2 Tim. 1:13). Luego, una iglesia de Cristo no será “conservadora” por el solo hecho de afirmarlo, sino por su apego a la doctrina de los apóstoles (cf. Hech. 2:42; 1 Cor. 4:17). Hay un orden que toda iglesia debe conservar (cf. Col. 2:5; 2 Tes. 3:6).
 
Hay “hermanos liberales” en cuanto a la cuestión de las segundas nupcias, quienes proclaman un permiso que Cristo no concede (cf. Mat. 5:32; 19:9) aunque son “conservadores” en cuanto a la centralización, el institucionalismo, y el evangelio social. Así también, hay “hermanos liberales” en cuanto a la obra de la iglesia local, quienes participan en actividades sociales usando los recursos de la iglesia, aunque son “conservadores” en otras áreas. Nuevamente, los términos “liberal” y “conservador” son relativos.
 
Cuando hermanos participantes del liberalismo están dispuestos a estudiar la Biblia con nosotros, usaremos de paciencia para instruirles en la palabra de Cristo. Queremos ganarles para el Señor (cf. 2 Tes. 3:15; Sant. 5:19,20) para que sean salvos en aquel día (Heb. 5:9). Pero, si rehúsan corregirse, no estarán desobedeciendo a un hombre, sino al Señor Jesucristo (cf. Apoc. 2,3).
 
Siempre habrá alguna iglesia que no está bien informada, compuesta de miembros que carecen de la comprensión necesaria (cf. 1 Tim. 2:4; Ef. 4:12-16). En su providencia, Dios dará a esos cristianos la oportunidad de conocer más exactamente la verdad (cf. Luc. 1:4; Mat. 5:6; 7:7).
 
Conclusión
 
No nos conformemos con decir que somos “conversadores”. Debemos estar dispuestos a siempre estudiar, a siempre aprender, y a siempre corregirnos para permanecer en la verdad (2 Jn. 4,9).
 
La ignorancia de la verdad nos esclaviza. Necesitamos siempre de la verdad para permanecer libres (Jn. 8:31,32) y santificados (Jn. 17:17).