Premilenarismo



Por Josué I. Hernández


El premilenarismo afirma que Jesús regresará algún día y reinará en la tierra durante mil años. La idea es que la segunda venida de Cristo ocurrirá antes de su reinado de mil años; he ahí la razón del prefijo “pre” en el sustantivo “premilenarismo”. Si bien los detalles varían de un teórico a otro, la doctrina general la repasaremos en el presente artículo.

La doctrina en sí

En su primera venida, el Señor tenía la intención de establecer un reino terrenal para reinar desde Jerusalén. Sin embargo, los judíos lo rechazaron. Por lo tanto, el Señor anunció el establecimiento de la iglesia como una medida sustitutiva y provisoria hasta que pudiera regresar y establecer su reino. Entonces, el Señor Jesucristo murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al cielo, y el Espíritu Santo descendió en el Pentecostés de Hechos 2, y así, se estableció la iglesia.

En algún momento futuro, el cual se cree “inminente”, el Señor regresará por sus santos, en una venida que será invisible, y los muertos serán resucitados y los que aún estén vivos serán arrebatados y llevados al cielo para estar con Cristo, y permanecerán con él allí durante los siete años de gran tribulación mundial. Algunos afirman que el arrebatamiento ocurrirá en medio de la gran tribulación, mientras que otros afirman que ocurrirá al final de la tribulación. 

Cuando un número significativo de judíos regrese a Palestina, el Anticristo, un político carismático y poderoso, se apoderará del gobierno mundial. A pesar de la persecución sin precedentes de los cristianos, muchos se convertirán durante este período. 

Al final de la tribulación global, todas las naciones se reunirán contra Israel en Armagedón. Entonces, Cristo y sus santos regresarán, y los cristianos que fueron martirizados durante la tribulación resucitarán. El Anticristo será derrotado, y el reino de Cristo se establecerá en la tierra. Las naciones serán juzgadas, y Cristo se sentará en el trono de David en Jerusalén durante mil años, y así, sus santos gobernarán con él.

Al final de los mil años, Satanás serán liberado y convocará a Gog y a Magog para que se unan a él. Pero, será derrotado nuevamente. En ese momento los malvados resucitarán, se llevará a cabo el juicio final, y a cada cual le será asignado su lugar eterno, ya sea en el cielo o en el infierno.

Esta doctrina que en un momento fue oída con recelo y fue defendida por un puñado de grupos religiosos, se ha convertido en una corriente dominante en el seno de la llamada “cristiandad”.

¿Es importante?

Algunos afirman que si la teoría está equivocada, no tiene gran importancia la discusión de lo que sucederá cuando Jesús venga. Sin embargo, una esperanza diferente a “la esperanza del evangelio” (Col. 1:23; cf. Ef. 4:4) no es una esperanza de Dios, sino de Satanás. El error tiene ramificaciones, y las ramificaciones del premilenarismo no son insignificantes. Consideremos lo que está en juego.

La integridad de las sagradas Escrituras. El cumplimiento de la profecía es la evidencia de que un profeta habló en nombre de Dios (Deut. 18:21,22; cf. Jn. 14:29). Si la predicción profética no se cumple, no es profeta de Dios, y su mensaje tampoco lo es. Por lo tanto, si las predicciones del Antiguo Testamento sobre el reinado de Cristo no se cumplieron cuando los profetas dijeron que lo harían, debemos rechazar a esos profetas y todo lo que escribieron.

La integridad de Jesucristo. El Señor dijo que el establecimiento de su reino era inminente (Mar. 1:15) y que vendría con poder en esa generación (Mar. 9:1). Habló de la naturaleza espiritual de su reino (Mat. 13:1-52; cf. Luc. 17:20,21; Jn. 18:36), y de la clase de ciudadanos que tendría (cf. Mat. 5:1-12; 18:3-5), e incluso, especificó que un nuevo nacimiento se requería para entrar en él (cf. Jn. 3:3-5). Tomar el reino era parte esencial de su venida (cf. Luc. 1:32-33; 22:30); pero, si Jesucristo no logró establecer su reino, él fracasó.

El perdón de los pecados. La Biblia afirma categóricamente que el perdón de los pecados está en el reino de Cristo (Col. 1:13,14). Los comprados con la sangre de Cristo son el reino (Apoc. 5:9,10) y participan reinando con él (cf. Apoc. 1:6,9). De hecho, el reinado de Jesucristo y su sacerdocio, mediante el cual hace expiación por nosotros, son inseparables (Zac. 6:12,13; cf. Sal. 110:1,4; Heb. 6:20; 7:11-28). Si el reino del Señor no ha sido establecido, aún estamos en nuestros pecados.

El plan de salvación. Algunos afirman que los judíos se salvarán sin acudir a Cristo. Esta es la consecuencia de los conceptos del premilenarismo. Sin embargo, Jesucristo dijo a los judíos, “si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Jn. 8:24). No hay salvación sin obedecer al evangelio de Cristo (Rom. 1:5,16; 6:17,18; 10:16; 15:18; 16:26; cf. 2 Tes. 1:8), “porque no hay acepción de personas para con Dios” (Rom. 2:11).  

Conclusión

Debemos abrir la Biblia y la mente, para dejar que Dios nos hable. Debemos estar dispuestos a que Dios nos enseñe y nos corrija. Debemos seguir el ejemplo de los bereanos, “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hech. 17:11).