Señales de la segunda venida de Cristo



Por Josué I. Hernández


El Señor Jesús volverá, la Biblia es muy clara al respecto. Pero, ¿cuándo volverá? ¿Habrá señales que anunciarán su regreso? La Biblia es igualmente clara al respecto. Sencillamente, no sabemos el momento y no habrá señales inmediatas que anuncien el regreso del Señor. Será tan sorpresivo “como ladrón en la noche” (1 Tes. 5:2; 2 Ped. 3:10). Sin embargo, no son pocos los que advierten que las señales se están cumpliendo, y que el Señor volverá muy pronto. Para tratar este tema, ningún texto bíblico es más abusado que el discurso del Señor Jesucristo registrado en el libro Mateo, en los capítulos 24 y 25.

El contexto

En la última semana de su ministerio público, el Señor Jesús anunció el rechazo de Dios a la nación de Israel como su pueblo. La prolongada rebelión nacional contra Dios llegó a su clímax cuando rechazaron al Hijo de Dios (Mat. 21:43-46; cf. Sal. 2:1-3; Hech. 4:23-28). Luego, los esfuerzos posteriores de los líderes judíos para atrapar a Jesús solo confirmaron los prejuicios contra él (Mat. 22). En vista de eso, el Señor advirtió que la culpa de la nación, desde sus propios ancestros hasta ese momento, recaería sobre ellos (Mat. 23:29-36). El Señor quería salvarlos, pero ellos no lo aceptaron; por lo tanto, su casa quedaría desolada (Mat. 23:37,38). 

Pregunta y respuesta

Cuando oyeron la predicción del Señor acerca de la ruina del templo (Mat. 24:1,2), los discípulos preguntaron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mat. 24:3). Es difícil saber qué pensaban exactamente los discípulos cuando expusieron su interrogante. ¿Suponían que la destrucción de Jerusalén y la segunda venida del Señor serán simultáneas?  

Mateo registra un discurso del Señor, el cual es la respuesta a sus discípulos; este discurso abarca dos capítulos, 24 y 25 (cf. Mat. 26:1). En este discurso el Señor divide la pregunta de los discípulos en dos. Primero, el tiempo y las señales de la destrucción de Jerusalén; luego, el tiempo y las señales de la segunda venida. La dificultad de este discurso radica en el hecho de que, si bien describe dos eventos separados, la transición del primer evento al segundo es sutil, y el lenguaje empleado es similar para ambos.

Sucesos previos

¿Qué cosas precederían a la destrucción de Jerusalén? La llegada de falsos Cristos, guerras y desastres naturales diversos. Pero, estos sucesos serían solamente parte del comienzo. Seguirían la persecución, la apostasía, las falsas profecías, y la proclamación triunfante del evangelio en todo el mundo. Luego, vendría el fin (Mat. 24:5-14). Es interesante señalar que el Nuevo Testamento confirma la existencia de todos estos eventos previos a la destrucción de Jerusalén.

La señal

La señal de la destrucción inminente sería “la abominación desoladora”. El relato de Lucas la interpreta como “Jerusalén rodeada de ejércitos” (Luc. 21:20). Este era el momento de huir. El Señor dijo que no se detuvieran por nada, y que oraran para que la destrucción no sucediera en invierno o en sábado, cuando el viaje sería más difícil. También advirtió a los discípulos que no se dejaran engañar por los falsos rumores de que el Cristo vendría a rescatar la nación. No, no habría liberación esta vez. No vendría nada, sino tribulación, la cual sería acortada por amor a los cristianos (Mat. 24:15-28).

El castigo

La destrucción de la nación se describe en expresiones altamente figurativas, que indican la decadencia de toda gloria y prosperidad. Son imágenes comunes del juicio en el Antiguo Testamento, usadas, por ejemplo, para Babilonia (Is. 13:10), Egipto (Ez. 32:7), Israel (Jl. 2:30,31; Am. 5:18-20; 8:9), Judá (Sof. 1:15), etc. En el Antiguo Testamento Jehová venía en juicio sobre las nubes (cf. Is. 19:1), ahora, el Señor Jesús señala que él es quien ejecutaría este juicio. Esta es otra afirmación de la deidad del Señor Jesús (cf. Mat. 26:63-65; cf. Dan. 7:13). Esta es “la señal del Hijo del Hombre en el cielo” (Mat. 24:29-31).

El tiempo

¿Cuánto tiempo pasaría antes de que estas profecías se cumplieran? El Señor dijo que se cumplirían en esa generación (Mat. 24:32-35). A diferencia del cielo y la tierra que pasarán, las palabras del Señor respecto al juicio sobre Jerusalén no pasarán. Se cumplirían tal como el Señor lo dijo. Y así fue. Los romanos destruyeron Jerusalén en el año 70 d.C.

Algunos han intentado hacer de estos acontecimientos señales de la segunda venida de Cristo. Los tales, o bien ignoran el marco temporal que Jesús estableció, o sencillamente tratan de redefinir arbitrariamente la palabra “generación” para que signifique “raza”. Sin embargo, Jesús utilizó la palabra “generación” tal como nosotros solemos utilizarla, es decir, para indicar a personas de una misma época (cf. Mat. 23:29-36).

La segunda venida de Cristo

Después de haber usado el paso del cielo y la tierra como una comparación, Jesús ahora se dirige a ese evento, el cual tendrá lugar en su segunda venida (cf. 2 Ped. 3). El lenguaje cambia abruptamente. Por ejemplo, los discípulos podrían saber el tiempo del juicio sobre Jerusalén (Mat. 24:33); sin embargo, lo que ahora el Señor comienza a describir ocurriría en un tiempo desconocido (Mat. 24:36). Ya no hay señales. Es como el diluvio, o como un ladrón; tomaría a las gentes por sorpresa, llegando en un momento inesperado (Mat. 24:36-44).

Jesús concluyó su discurso con cuatro ilustraciones del juicio: El siervo vigilante (Mat. 24:45-51), las diez vírgenes (Mat. 25:1-13), los talentos (25:14-30), las ovejas y los cabritos (Mat. 25:31-46). Cada ilustración enfatiza la preparación para la venida final del Señor y el juicio definitivo que traerá consigo.

Conclusión

Las guerras, los desastres naturales, los problemas económicos, y los problemas en Oriente Medio han existido por siglos. Si el mundo continúa así como hasta hoy, estos problemas continuarán. No debemos ser engañados al respecto. Estos problemas no dicen nada acerca de la segunda venida del Señor.

El Nuevo Testamento no se centra en “el cuándo” de la segunda venida del Señor, sino en nuestra “preparación” para recibirlo, sea cuando fuere que venga. Que ese sea siempre nuestro enfoque. “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mat. 24:42).