Experiencias de conversión



Por Josué I. Hernández


No son pocos los que relatan sus experiencias, o testimonios, con la intención de evangelizar. Para justificar este tipo de predicación, suelen citar el ejemplo de Pablo, quien en más de una ocasión expuso la manera en que él fue hecho un cristiano y apóstol de Jesucristo. Aunque el esfuerzo por justificar las llamadas “experiencias de conversión” citando las Escrituras es digno de elogio, los “testimonios personales” no corresponden con el método bíblico para predicar el evangelio.

Si bien es cierto que Pablo expuso su experiencia ante los judíos (Hech. 22:6-21), ante Agripa y los demás connotados (Hech. 26:1-23), y escribió de ella a los gálatas (Gal. 1:11-24) y a los filipenses (Fil. 3:4-11). El caso de Pablo no es el nuestro. 

Pablo fue hecho apóstol por el Señor mismo (cf. Rom. 11:13; Gal. 1:1; 2:7) quien se le apareció en varias oportunidades (Hech. 9:5; 22:14; 1 Cor. 9:1; 15:8). Pablo fue un embajador de Cristo (2 Cor. 5:20,21) incluso desde la prisión (Ef. 6:19,20). La iglesia está edificada sobre Cristo como la principal piedra del ángulo (Hech. 4:10-12; 1 Cor. 3:11) y los apóstoles, entre ellos Pablo, son el fundamento de la estructura espiritual (Ef. 2:19-22; cf. Apoc. 21:9,10,14).

La manera en que Pablo fue hecho apóstol es irrepetible. Nadie puede constituirse a sí mismo como apóstol, este oficio fue ordenado por el Señor (Ef. 4:11; 1 Cor. 12:28). La iglesia no designó a los apóstoles, Jesucristo lo hizo. 

Mientras reconocemos que el testimonio del apóstol Pablo quedó preservado para nuestra fe en Jesucristo, también debemos reconocer que los testimonios personales de la actualidad no pueden producir dicha fe. 

La fe salvadora viene por oír el mensaje registrado en la palabra de Dios (cf. Hech. 15:7; Rom. 10:17). No obstante, los testimonios personales no son la fuente de la fe. Sencillamente, no debemos ir más allá de lo que está escrito (1 Cor. 4:6) y debemos hablar conforme a la palabra de Dios (1 Ped. 4:11). 

Conclusión

En el libro Hechos podemos contemplar varias experiencias de conversión. Estas experiencias fueron preservadas por Dios en su palabra, la Biblia, para que sepamos lo que debemos hacer para ser salvos. ¿Ha estudiado estos casos de conversión? Todos los que oyeron el evangelio, incluso, el mismo Pablo, cuando se sometieron al plan de salvación, fueron hechos discípulos de Cristo, es decir, verdaderos cristianos. 

Las experiencias de conversión registradas en el libro Hechos son nuestro modelo para saber qué hacer para ser salvos en Cristo. Dicho de otra manera, ninguno podrá ser salvo por confiar en la experiencia de otro, a menos que dicha experiencia esté registrada en la Biblia.

Debemos estar satisfechos con las experiencias de conversión registradas en el libro Hechos, ellas son nuestro modelo a seguir (2 Jn. 9; Fil. 4:9).