Por Josué I. Hernández
Para celebrar su matrimonio un hermano invitó a los miembros de la iglesia para que se alegren con él en un convivio. Debido a que el horario coincide con la reunión de la iglesia, los hermanos han decidido suspender la reunión de la iglesia para acudir a la comida, ¿es lícito que hagan esto?
Una iglesia de Cristo es “del Señor” (cf. Hech. 20:28) “de Dios” (1 Cor. 1:2). Jesucristo es su dueño y Señor. La iglesia fiel procura agradar al Señor Jesucristo en todo, invocando su nombre (cf. 1 Cor. 1:2).
La iglesia local es una organización que tiene como cualidad básica el reunirse, o congregarse (cf. Hech. 20:7; 1 Cor. 11:17,18). Por ejemplo, la iglesia en Jerusalén se reunía “cada día” (Hech. 2:46).
Debido a que el Señor aprecia el orden (cf. Col. 2:5), la iglesia hará todo con decencia y orden (1 Cor. 14:40). Debido a que el Señor aprecia que la iglesia se edifique (cf. Ef. 2:20; Jud. 1:20), la iglesia procurará que todos sus miembros sean edificados (cf. 1 Cor. 14:4,5,26,31). Debido a que el Señor aprecia que la iglesia le adore (1 Ped. 2:5; Jn. 4:23), la iglesia le adorará con devoción (cf. 1 Cor. 14:25). La iglesia no querrá dejar de hacer tales cosas por un evento social.
Piénselo detenidamente. Si la iglesia ya tiene hora y lugar para adorar y ser edificada, es decir, ya tiene un orden acordado (cf. 1 Cor. 14:23; Col. 2:5), ¿es lícito que suspenda su reunión para que los miembros acudan a una invitación social? ¿Esto es “decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40)?
Las reuniones de una iglesia de Cristo son eventos públicos a los cuales pueden entrar todos (cf. Sant. 2:2). Pero, ¿qué dirán los de afuera cuando vean que la iglesia no se ha reunido? Ningún “incrédulo o indocto” podría entrar (1 Cor. 14:23,24), porque las puertas del edificio estarán cerradas.
Aunque el anfitrión del convivio deje un espacio para un estudio bíblico, luego de la comida, o antes de la comida, el evento siempre será una reunión social totalmente diferente a la obra de la iglesia. ¿No hay diferencia entre la obra de la iglesia y la obra de los individuos (cf. Hech. 2:46; 1 Cor. 11:34)?
Una reunión social (convivio) de los miembros es diferente a la reunión de la iglesia. La iglesia tiene sus reuniones (“perseverando unánimes cada día en el templo”, Hech. 2:46), y los miembros podrán acordar las suyas propias (“y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”, Hech. 2:46). Pero, la iglesia no debe rendir su obra para ajustarse a una invitación social.
Sencillamente, la iglesia, en su función, “cómo iglesia” (cf. 1 Cor. 11:18) no puede dejar de hacer su obra por un convivio.
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gal. 1:10).