Diferencias doctrinales



Por Josué I. Hernández


La palabra de Dios, la Biblia, enfatiza la unidad. Jesucristo oró para que todos los creyentes sean uno (Jn. 17:20,21). Pablo exhortó a los corintios para que restauraran su relación y se hicieran uno (1 Cor. 1:10). Sin embargo, los desacuerdos doctrinales ocurrieron, y suelen suceder con frecuencia. ¿Cómo debemos reaccionar cuando surgen desacuerdos doctrinales?

La primera disputa doctrinal en la iglesia trató sobre la aplicación de la circuncisión. El asunto en sí mismo era si los gentiles, es decir, los incircuncisos, podían quedar incluidos en el pueblo de Dios sin ser circuncidados. La conversión de Cornelio debió resolver el asunto (Hechos 10). No obstante, algunos hermanos sostenían que la circuncisión y la obediencia a la ley eran esenciales para la salvación (Hech. 15:1; Gal. 3:10,11).

¿Cómo se resolvió el asunto? Hechos 15 registra una reunión ocurrida en Jerusalén, reunión que integró a los apóstoles, a la iglesia de Jerusalén y sus ancianos, y a los defensores de la circuncisión. Esta reunión sucedió en Jerusalén porque los defensores de la circuncisión eran miembros de esta iglesia. 

Después de algún tiempo de debate, Pedro relató su experiencia en la casa de Cornelio y expuso la inferencia necesaria, los gentiles no necesitan circuncidarse ni guardar algún aspecto de la ley mosaica (Hech. 15:7-11). Pablo y Bernabé relataron las señales y maravillas que Dios había hecho entre los gentiles, lo cual implicaba que Dios no requería la circuncisión (Hech. 15:12). Por último habló Santiago, quien citó la declaración del profeta Amós, declaración que concordaba con el argumento de Pedro, Pablo y Bernabé, lo cual exponía, nuevamente, la inferencia necesaria del asunto. Entonces, concluyó Santiago: “yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios” (Hech. 15:13-19).  

¿Cómo resolveremos las diferencias doctrinales? Seguramente no las resolveremos mediante concilios de algunos delegados, ni mediante la votación de algunos líderes. La voluntad de Dios no se establece por votación, o por alguna elección. 

Es interesante notar que no se requirió una nueva revelación para resolver la cuestión de la circuncisión. La decisión se tomó sobre la base de la información bíblica que Dios ha dado para guiar nuestra mente a las necesarias conclusiones.  

Toda diferencia doctrinal se resolverá cuando recurramos a la palabra inspirada de Dios y aceptemos lo que está escrito en ella. Debemos considerar toda la información bíblica disponible y esforzarnos honestamente por llegar a la conclusión correcta. Debemos tener autorización bíblica para todo lo que hacemos y enseñamos.