Actualmente existe una
controversia sobre los días de la creación descritos en Génesis 1: ¿Son días
literales? ¿Son días consecutivos y literales, o hay períodos de miles, o
incluso, millones, de años entre ellos? Las discusiones son intensas y, a
menudo, muy técnicas, especialmente para quienes no tienen los conocimientos
técnicos.
Dos enfoques opuestos
A uno lo llaman “presuposicional”
y al otro “evidencial”. Estos dos términos pretenden ubicar con facilidad a
personas que están en posiciones diferentes en cubículos adecuados. Los que son
“presuposicionales” parten de suposiciones que tienen, y someten la evidencia a
ellas. Los “evidencialistas” observan la evidencia, objetiva y racionalmente, e
interpretan la Biblia en consecuencia. En relación con la creación, el
llamado “evidencialismo” implica que los científicos, que examinan las rocas y
otras evidencias físicas, llegan a la conclusión de que la tierra y el universo
tienen miles de millones de años; entonces, recurren a la Biblia y procuran una
interpretación que se ajuste a sus propios hallazgos. Por lo tanto, el factor
principal en el que se confía es la tierra física y lo que ella parece decir. De
este modo, al libro de la naturaleza se le otorga un lugar primordial, que
determina lo que significa su revelación. Por otro lado, los llamados
presuposicionalistas simplemente aceptan el supuesto de que la Biblia es la
palabra de Dios e interpretan todos los fenómenos del mundo de manera que se
ajusten a lo que la Biblia dice. Uno de los ejemplos favoritos que
un evidencialista utilizaría contra el presuposicionalismo es la posición de la
Iglesia Católica sobre la naturaleza del sistema solar. La posición de la
Iglesia medieval era que la tierra era el centro del sistema solar. Sin
embargo, Galileo vio a través de su telescopio que no era así. Poco a poco, las
observaciones de Galileo, y otros, obligaron a la Iglesia a cambiar su visión
de la naturaleza del mundo. Permítanme expresar uno o dos
contrastes más que me vienen a la mente. Uno se refiere a la fecha del Éxodo:
¿Es la fecha del Éxodo 1290 o 1450 A.C.? ¿La fecha tardía o la fecha temprana? Probablemente,
la mayoría de los estudiosos sostienen la fecha tardía de 1290, y las razones
son principalmente arqueológicas. Pero, la Biblia dice en 1 Reyes 6:1 que el
cuarto año de Salomón fue el año 480 desde que Israel salió de Egipto. Hay
declaraciones como la fe Jefté (Jue. 11:26), de que Israel habitó en Hesbón y
sus aldeas, etc., durante 300 años. Muchas de las posiciones de los
arqueólogos modernos se sostienen con antagonismo hacia la Biblia y sin ningún
respeto por su exactitud. Así, tenemos
un rechazo de la versión bíblica de Éxodo, y la creencia de que hubo tribus
hebreas en distintos momentos que invadieron la tierra, y que todas ellas se
fusionaron en un solo relato al final de la historia israelita. Estos
arqueólogos argumentarían que deben aceptar la evidencia como la ven. El
problema es que dan mucha más importancia a sus propios pensamientos y
observaciones que a las sagradas Escrituras. No tienen suficiente respeto por
la Biblia como para preguntarse: “¿Qué alternativas podríamos considerar para
conciliar lo que hemos encontrado con la Biblia?”. Algunos han dicho: “Si no
fuera por la declaración de 1 Reyes 6:1, me vería en la obligación de aceptar
la fecha tardía”. Para otros, la afirmación de 1 Reyes 6:1 no tiene peso
alguno. A veces la Biblia usa lenguaje
figurado que se ha interpretado literalmente, y la realidad nos ha ayudado a
comprender que el lenguaje en cuestión es figurado. El caso de Galileo lo
ilustra. La Biblia utiliza un lenguaje, como lo hacemos nosotros, de que el sol
sale y se pone, y nos conviene más hacerlo así, porque, en la práctica, esa es
la apariencia de las cosas. Pero, una cosa es usar la realidad, la ciencia, y
el descubrimiento para corregir una aplicación errónea del lenguaje figurativo
o indefinido, y otra muy distinta es usar tales cosas para contradecir
afirmaciones muy claras y directas de las Escrituras.
El contraste
El presuposicionalista. Me
opongo al término “presuposicionalismo” porque implica dos cosas que no son
ciertas. Implica que yo, como alguien que acepta el registro bíblico como
inspirado, no tengo razones para mi posición, solo suposiciones. Luego, implica
que el científico no parte de ninguna suposición, pero la historia de la
ciencia está plagada de suposiciones que luego se demostraron erróneas. ¿Presuposiciones? ¿Acaso
doy por sentado que la Biblia es inspirada? No, es una afirmación que se
encuentra a lo largo de la Biblia misma (cf. Ex. 4:15,16; 2 Sam. 23:2; Jer.
1:7,9; Gal. 1:11,12; Ef. 3:3-5; 2 Tim. 3:16,17; 2 Ped. 1:21).La
evidencia de la Biblia misma me ha convencido de que es inspirada:Su
unidad, su visión de Dios en contraste con las ideas predominantes sobre la
Deidad en el mundo de la época, su ausencia de idolatría, sus profecías y
promesas, y su cumplimiento.Esta convicción es fundamental en todo lo
que hago, y en todo lo que veo, pero no es una suposición; es un principio
establecido por la evidencia. El compromiso con la integridad de las Escrituras. El punto de vista de esta
controversia no es que los llamados presuposicionalistas crean que la evidencia
física deba acomodarse a las Escrituras sin importar los resultados para la
lógica y la verdad. Soy consciente de que las Escrituras a veces usan lenguaje
figurado, o acomodaticio. Estoy totalmente dispuesto a corregir mi comprensión,
o interpretación, de un pasaje si mis observaciones me lo exigen. Sin embargo,
no me atrevo a tomar un pasaje de la Biblia en el que toda la evidencia
contextual apunta a una interpretación literal y estar dispuesto a realizar
alteraciones radicales en mi interpretación, cuando hay alternativas
perfectamente racionales para interpretar la evidencia. Lo importante es el
compromiso primordial con la integridad de las Escrituras y la fe en un Dios
que puede hacer lo que las Escrituras dicen que hizo.
Los días de la
creación
En el relato del Génesis se
dedican dos capítulos a la creación: El capítulo 1 trata de la creación general
del mundo. El capítulo 2 trata de los preparativos especiales que Dios hizo
para el hombre. Se han realizado muchos esfuerzos para usar los
diferentes significados del sustantivo “día” en los dos primeros capítulos del Génesis para
demostrar que podría significar “una era”. Es un argumento bastante absurdo, ya
que, en cualquier contexto, el simple hecho de que un término pueda usarse de
varias maneras no prueba el significado de cada uso individual. Eso debe
determinarse a partir del uso de la palabra en su oración y contexto. La palabra que más a menudo se
traduce como “día” es la palabra hebrea “yom”. En el contexto de los primeros
capítulos, se utiliza para referirse a la luz del día en oposición a la
oscuridad (1:5). Quizá se utilice para referirse a “tiempo” en 2:4, pero, no es
seguro. La idea de que “Estos son los orígenes” podría significar “Estos son
los desarrollos posteriores de los cielos y la tierra cuando fueron creados, el
día en que Jehová Dios hizo la tierra y el cielo”. No obstante, que este sea el
significado preciso de “día” en 2:4 no afecta la verdad de que “día” se usa a
menudo para referirse al tiempo en un sentido más general. A lo largo del Antiguo Testamento
“yom” suele significar, con mucha frecuencia, un día de 24 horas. En cada
pasaje donde se añade un número a la palabra, consistentemente, es decir,
siempre, tiene el significado de un día de 24 horas. Según la Concordancia
Analítica de Young, la palabra “yom” se traduce “día” 1167 veces. Aproximadamente,
194 veces la palabra lleva un número consigo, y, sin excepción, el significado
de la palabra en esos casos es un día de 24 horas. Algunos han mencionado
Deuteronomio 10:10 como una excepción. El pasaje dice: “Y yo estuve en el monte
como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches…” (RV1960). Se
argumenta que en algunas versiones suplen la palabra “día” por “tiempo”. Pero,
esto no importa, el hebreo es inconfundible, siempre dice “cuarenta días y
cuarenta noches”. Keil y Delitzsch dan la traducción “primeros días”. Así, en
lugar de que el pasaje sea una excepción, confirma el punto planteado: que la
palabra hebrea “yom”, cuando se modifica con un numeral, significa un día de 24
horas. Por lo tanto, el uso de “yom”
indica que la palabra en Génesis 1, cuando describe el primer día, el segundo
día, etc., significa un día de 24 horas. Luego, la palabra se define con mayor
precisión mediante el uso de “tarde y mañana”, en un contexto donde hemos
establecido el día y la noche, la luz y la oscuridad. Es un día de 24 horas con
tarde y mañana. Además de lo anterior, la
conexión entre este relato y Éxodo 20:11 y 31:17, no da lugar a equivocación. Aunque
el Génesis se compone de ciertas secciones (“toledoths”, traducido,
“generaciones”) es evidente lo que Moisés enfatizó en Génesis 2:2,3, “Y
acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda
la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él
reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. En Éxodo 20:11
leemos: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y
todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová
bendijo el día de reposo y lo santificó”. En Éxodo 31:17 leemos: “Señal es para
siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”. Es interesante
notar que la expresión “y reposó” significa literalmente, “respiró”. Dios “tomó
un respiro”, no porque estuviera cansado, sino porque se detuvo en su obra
creativa, cesando de trabajar en ello. La razón principal del énfasis en
los seis días y el séptimo día es mostrar por qué Dios eligió el séptimo día
como el día de reposo para el pueblo de Israel.Para que esto suceda
eficazmente, los días de Génesis 1, y los días de Éxodo 20:11 y 31:17 deben ser
días de 24 horas. La postura creacionista
progresiva (días discontinuos en la creación) sostiene que los días de la
creación fueron de 24 horas, pero separados por largos períodos de tiempo,
posiblemente de millones de años. Por lo tanto, lo que Dios hizo en estos días
fue ordenar el inicio de un proceso creativo, pero estos procesos tardaron
largos períodos en ocurrir.Sin embargo, si de hecho los seis días de la
creación fueron seis días de 24 horas separados por incontables millones de
otros días, entonces Dios no descansó en el séptimo día, sino en el día número,
¿2 mil millones? Quiero analizar un argumento
presentado por un defensor de la teoría de los días discontinuos, para
respaldar la teoría de la separación de los seis días por largas eras. Afirma
que “Fructificad y multiplicaos” es un ejemplo de un mandato que no se cumplió
en ese mismo día, lo que demostraría que en los demás días de la creación Dios
dio mandamientos que no se cumplieron completamente y que requirieron miles, y
millones, de años para realizarse. En primer lugar, observe que solo
hay dos situaciones entre los seis días en que se usa esta expresión: una en el
quinto día, cuando surgieron los seres vivientes del agua y del aire (1:22), y
otra en el sexto día, cuando fueron creados los seres vivientes de la tierra,
incluido el hombre (1:28). En los demás días el lenguaje
especifica que se hizo ese día. El primer día, dijo Dios “sea la luz”, y fue la
luz. El segundo día, dijo Dios “Haya expansión”, y así fue. El tercer día, dijo
Dios “Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y
descúbrase lo seco”, y así fue. Mandó que apareciera la vegetación, y así fue,
la tierra produjo vegetación, y vio Dios que era bueno. Al cuarto día dijo Dios
“Haya lumbreras…”, y así fue. Hubo ciertas cosas que Dios puso
en marcha en esos días y que él quería que fueran procesos continuos. Al tercer
día, Dios dispuso que la vegetación se perpetuara procreándose por semilla
según su especie. En el quinto día, Dios no llenó inmediatamente la tierra con
el máximo número de animales y hombres, pero creó una población viable para
ellos. Dado que la creación fue hecha para el hombre, para su uso, existía un
mundo vegetal, y había más animales que hombres. Dios no tenía planes morales,
o espirituales, para las plantas y animales, y los dejó a que se reprodujeran
solos, en cambio, Dios comenzó con dos seres humanos para poder trabajar con
ellos y su descendencia.
Interpretando
adecuadamente Génesis 1
Éxodo 20:11 elimina de raíz la
teoría de la “brecha”. La teoría de la brecha dice que hay un período de
millones, e incluso, miles de millones, de años entre Génesis 1:1 y 1:2. La
idea es que, primeramente, fueron hechos los cielos y la tierra, y luego,
transcurrieron millones de años. Algunos afirman que hubo una raza humana antes
de Adán, y que existieron muchas formas de vida, pero que todo fue vuelto en
caos y vacío. Sin embargo, Moisés escribe que, en seis días Dios creó los
cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. Ahora bien, hasta que alguien
pueda demostrar que Moisés hacía un uso figurativo de los seis días, y del
séptimo día, queda claro que dijo que todo el universo fue creado en seis días.
Por lo tanto, defender un uso figurativo del tiempo aquí contradice el uso
literal que Moisés hizo de él para demostrar la razón de la semana, y por qué
Dios eligió el séptimo día como el “sabbat”. ¿Un “día” figurativo? A veces se intenta utilizar el
séptimo día, el día en que Dios descansó, para mostrar que “día” tiene un
significado figurativo. ¿Descansó Dios el séptimo día, o aún descansa de sus
labores creadoras? Dado que aún descansa de sus labores creadoras, ese séptimo
día se extiende a la actualidad, sin haber finalizado, y, por lo tanto, no es
un día de 24 horas. Bueno, cualquiera que fuera el séptimo día en que Dios
descansó, ese fue el día en que le ordenó a Israel descansar, ¿qué día fue ese?
¿Es un día figurativo que se extiende desde el fin de la creación hasta hoy, o
fue el séptimo día después de los seis días? El punto que se plantea es
simplemente que Dios estuvo ocupado en las labores de creación durante seis
días, pero que en el séptimo día detuvo sus labores de creación. Había muchas
otras cosas que Dios hacía y seguía haciendo, pero el séptimo día fue el día en
que detuvo sus labores creadoras, en contraste con los seis días en que estaba
creando activamente. No hay intención de mirar más allá de ese séptimo día,
como para decir que Dios ha continuado descansando hasta hoy.
En este punto, uno tiene una
opción. Puede decir: “Debo aceptar lo que dice la Biblia y procurar respetarla
y honrarla”. Debo esforzarme por comprender la creación que me rodea a la luz
de la revelación de Dios. El libro de la naturaleza debe ser interpretado por
el libro de la revelación, no al revés. Pero, algunos examinan las rocas y
dicen que éstas indican que el mundo tiene miles de millones de años. Por lo
tanto, el mundo no fue hecho en seis días, sino en seis días separados por
eones de tiempo, o en seis días que son eones de tiempo.
Lo que nos dice el
Génesis
Hay una explicación sencilla,
pero a los hombres, en su sabiduría, no les gusta. No es una que los hombres
puedan descubrir por sí mismos; por lo tanto, no es científica: Cuando Dios
hizo el mundo, éste fue creado con apariencia madura. Los que ponen el énfasis en el
mundo físico, para determinar cuánto tiempo tomó crear el mundo, hablan de
extrapolaciones, pero las extrapolaciones no son el punto, y no están
entendiendo el punto. El punto es que la tierra tenía
la apariencia de edad madura porque Dios creó el mundo en total funcionamiento.
En otras palabras, Adán era un hombre adulto, al igual que Eva. Los árboles de
los que comían eras árboles con frutos. Los ríos fluían a través de lechos
excavados en la tierra. En los deltas ya se había depositado suelo aluvial. El
humus cubría el suelo del bosque. El carbón ya estaba en la tierra, pero debido
a la forma en que Dios diseñó que el carbón se produjera, a partir de la vida
vegetal, la evidencia de las plantas y otros fósiles ya estaban allí. La luz de
las estrellas lejanas, necesaria para que los hombres se guiaran y determinaran
las estaciones, Dios la puso en su lugar. Debido a que la luz obedecería a
ciertas leyes físicas predecibles, la luz procedente de las estrellas distantes
lleva las señales correspondientes de haber viajado la enorme distancia. Dios creó la tierra para que estuviera
lista para ser utilizada. Algunos críticos dicen que Dios ha engañado a los
hombres. No solo es esta afirmación muy tonta, sino que también muestra hasta
qué punto han caído en su fe, y en su actitud hacia Dios, quienes afirman eso. Verás,
Dios nos dio una revelación en la que nos dijo exactamente lo que hizo, y por
qué lo hizo. Por lo tanto, los únicos hombres a quienes él “engaña” son
aquellos que no quieren escuchar, leer, y aceptar, el relato que él mismo les
ha dado de su creación.
Conclusión
En el salmo 33 el escritor dice: “Por
la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por
el aliento de su boca… Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Sal.
33:6,9).