Guía directa o la Biblia



Por Josué I. Hernández

 
Algunos afirman que el Espíritu Santo los guía directamente en su diario vivir. Es más, hay quienes afirman ser profetas, como los de la Biblia, y que reciben revelaciones. Sin embargo, ¿Qué aprendemos de la Biblia al respecto?
 
Antes que se completara la Biblia, el Espíritu Santo habló directamente a los profetas (1 Ped. 1:10; 2 Ped. 1:21). Esto era necesario para que las personas conocieran la voluntad de Dios, la cual se iba escribiendo. Pero hoy tenemos la Biblia, ¿por qué necesitaríamos revelaciones directas si la Biblia es suficiente?
 
1 Corintios 13:8-10 dice claramente que algún día el don de profecía cesaría, porque era parcial. Sencillamente, ningún profeta recibió toda la voluntad de Dios de una sola vez. La revelación la recibían gradualmente, o parcialmente, a través del tiempo, mientras la Biblia se iba completando.
 
En 1 Corintios 13:10 leemos, “mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará”. Cuando el apóstol Pablo dijo “lo perfecto”, él se refirió a “lo completo”, es decir, aquello que tiene todas sus partes, y que no es parcial. Aquí aprendemos que cuando Dios hubiera revelado plenamente la verdad, entonces la revelación estaría completada y el don de profecía ya no sería necesario, entonces, el ejercicio del don de profecía cesaría.
 
Esto se puede ilustrar con el proceso de construir una casa. Mientras la casa esté parcialmente construida, los carpinteros aserruchan y martillan para terminarla, pero cuando la casa está terminada, los carpinteros han completado la tarea y su trabajo ha cesado. De la misma manera, la revelación directa cesó cuando la voluntad de Dios para el hombre fue completada, es decir, plenamente revelada.
 
¿Cuándo sucedió esto? En Juan 16:13 Jesucristo dijo, “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.
 
El Señor Jesús dijo a sus apóstoles que el Espíritu Santo los guiaría a toda la verdad, es decir, al 100% de la verdad. Por lo tanto, la verdad completa fue revelada a los apóstoles en el primer siglo, quedando registrada en la Biblia. Entonces, no necesitamos nuevas verdades, ya tenemos el 100% de la verdad de Dios en las sagradas Escrituras.
 
La verdad plenamente revelada, que Pablo llamó “lo perfecto” (1 Cor. 13:10), Santiago la llamó “la perfecta ley” (Sant. 1:25).
 
La guía directa de Dios cesó cuando la verdad fue plenamente revelada, tal como Dios lo predijo. Hoy en día, la perfecta o plena voluntad de Dios, la podemos leer (Ef. 3:4).