Por Josué I. Hernández
Tres posiciones
- Existe un estado intermedio entre la muerte y la resurrección, la morada de los espíritus de los difuntos, sean justos o injustos, hasta la resurrección general.
- Cuando ocurre la muerte física, se lleva a cabo un juicio particular y resultan tres clases de personas. La primera clase entra al cielo, la segunda clase va al purgatorio, y la tercera clase va al infierno. Esta posición es clásicamente católico-romana.
- Los espíritus de los difuntos no quedan en un estado intermedio al morir, sino que van directamente al cielo o al infierno. Esta postura suele ser abrazada por la mayoría de los evangélicos protestantes.
El rico y Lázaro
La existencia consciente experimentada por el rico, Lázaro y Abraham, indica las condiciones del estado intermedio entre esta vida y el juicio final, donde los justos experimentan gozo y consuelo, mientas que los injustos experimentan un grado de castigo que les atormenta incesantemente. Aunque estas condiciones comienzan a suceder a los justos e injustos cuando parten de esta vida e ingresan al hades, de ninguna manera quedan excluidos de presentarse ante el tribunal de Cristo (2 Cor. 5:10).
Y en el hades alzó sus ojos
El origen de la palabra “hades” parece derivarse de un prefijo griego “a” (“no”) y “eido” (“ver”), significando, “lo no visto”. Algunos académicos piensan que puede tener su origen en “hado”, significando “receptor de todo”. Sin embargo, el significado de esta palabra puede ser determinado por su uso en el contexto bíblico donde se encuentra.
La palabra “hades” se utiliza para designar la morada general de los espíritus de los difuntos, sean buenos o malos. En Apocalipsis 1:18 Jesús afirmó poseer “las llaves” (autoridad para abrir) de “la muerte” (el receptáculo del cuerpo) y “del hades” (el receptáculo del espíritu del difunto). En una de sus visiones, Juan ve la “muerte” montada en un caballo, la cual era seguida por el hades (Apoc. 6:8). Luego, leemos que tanto la muerte como el hades serán vaciados en el momento del juicio (Apoc. 20:13,14). Es decir, la tumba entregará los cuerpos y el hades entregará las almas (cf. Jn. 5:28,29).
El paraíso del hades
Es evidente que el estado intermedio entre la muerte física y la resurrección, es decir, el hades, es un lugar dividido por una gran sima (Luc. 16:26). En un sector están los piadosos y en el otro los impíos. El “seno de Abraham” es la región del hades donde residen los justos en espera de la resurrección.
Conclusión