Ignorancia deliberada



Por Josué I. Hernández

 
Las diversas opiniones respecto a la salvación en Cristo se deben a la falta de conocimiento. Sencillamente, muchos desconocen lo que enseña la Biblia.
 
Algunas personas nunca han oído el evangelio de Jesucristo, por ende, no han considerado la evidencia de la salvación en Cristo. Tal fue el caso de Cornelio, quien necesitaba que le enseñaran el evangelio. En cuanto oyó la celestial predicación, obedeció al bendito evangelio (Hech. 11:14; 10:30-48). Casos como el de Cornelio suelen ser aislados.
 
Es lamentable observar que la mayoría ignora a propósito lo que enseña la palabra de Dios. Simplemente, no quieren saber lo que dice la Biblia (cf. 2 Ped. 3:5). Han cerrado sus ojos, y han tapado sus oídos, a la verdad del Señor (cf. Mat. 13:15; Jn. 17:17). Así no podrán entender, y sin entender no podrán obedecer, y sin obedecer no podrán ser salvos.
 
¿Por qué tanta gente prefiere las tinieblas en lugar de la luz, la ignorancia en lugar del conocimiento, la culpa en lugar del perdón, y el error en lugar de la verdad? Jesús dijo, “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Jn. 3:19,20).
 
Hay placer en el pecado, “deleites temporales” (Heb. 3:13), “deseos engañosos” (Ef. 4:22), y muchos no quieren renunciar a estos placeres ilícitos. Luego, una vida santa requiere tiempo, esfuerzo, perseverancia, abnegación, y los pecadores del mundo no están dispuestos a realizar este esfuerzo, y prefieren ignorar la verdad. Esta es una resistencia moral.
 
Necesitamos entender que la ignorancia espiritual no es felicidad. El pecado no satisface el alma. Y mientras Dios no pasa por alto esta corrosiva ignorancia, y “manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hech. 17:30). Esta es la forma para escapar del “lazo del diablo” (2 Tim. 2:25,26). 
 
La solución a esta fatal ignorancia se alcanza siguiendo el ejemplo de aquellos que al oír la predicación del evangelio “recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hech. 17:11). Debemos seguir este ejemplo, y la verdad nos hará libres (Hech. 8:32).