Por Josué I. Hernández
El evangelio enseña que el pecador del mundo debe creer la verdad del evangelio (cf. Jn. 8:32; 17:17; Ef. 1:13; Col. 1:5), confesar a Jesucristo como Señor (cf. Hech. 8:37), arrepentirse de sus pecados (cf. Hech. 2:38; 3:19), y seguir el consejo de Ananías, quien le dijo a Saulo, “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hech. 22:16). Entonces, Dios expresa su misericordia conforme a su verdad a los que “reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Rom. 5:17).
Conclusión