La base de la confianza



Por Josué I. Hernández

 
“Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. Salva, Jehová; que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos” (Sal. 20:7-9).
 
La confianza requiere una base o fundamento. Debemos detenernos a pensar dónde hemos puesto nuestra confianza ¿En la política? ¿En el destino? ¿En la familia o los amigos? ¿En nosotros mismos? ¿En Dios?
 
La mayoría suele depositar su confianza en la política exterior e interior, o en el poder económico y militar de su nación; y también, suelen hacerlo en la tecnología y la ciencia, pero los verdaderos cristianos confían en el Señor, “somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37).
 
Nuestro Dios está sentado sobre su trono, todo está bajo su control, y él escucha las oraciones de su pueblo para dar fortaleza, sabiduría y alivio (Sal. 20:1; cf. Mat. 6:6; 7:7-11). “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre” (Sal. 118:8). “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová” (Jer. 17:7).
 
La confianza en Jesucristo no será frustrada, “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33).