La Biblia misma afirma su inspiración: “Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16). Si esta afirmación es
cierta, la Biblia contiene un mensaje divino. Si no lo es, la Biblia es un
fraude. No hay otra opción. Con relativa facilidad podemos acceder a la
evidencia interna, es decir, la evidencia que la propia Biblia ofrece a favor
de su inspiración. Cuando observamos con cuidado, veremos que la profecía
cumplida es prueba contundente a favor de la inspiración de las sagradas
Escrituras. No hay en el ser humano la capacidad para
predecir consistentemente el futuro lejano, y predecirlo con los detalles que
observamos en la profecía bíblica. Sin embargo, los escritores bíblicos predijeron
el futuro lejano cientos de veces, y sus predicciones nunca fallaron. Esto
supera la estadística, y más aún, las conjeturas de alguna generalización vaga. Un ejemplo es el capítulo 26 de Ezequiel, que
predijo la destrucción del antiguo puerto de Tiro. Cuando Ezequiel escribió, Tiro
era una próspera metrópolis continental. Sin embargo, el profeta de Dios indicó
que Tiro sería lanzada al mar, “demolerán los muros de Tiro, y derribarán
sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa”
(Ez. 26:4). Muchos ejércitos sitiaron Tiro (Tiro continental), pero no pudieron capturarla porque sus habitantes huían a una isla cercana a la costa (Tiro insular), donde no podían ser alcanzados. Finalmente, llegó Alejandro Magno, y cuando los
habitantes de Tiro huyeron a la isla, el ejército de Alejandro tomó las piedras
y la tierra de la ciudad en la costa, y construyó una calzada hasta la isla. Luego,
marcharon a través de la calzada y capturaron a los tirios. Note el detalle de la profecía, “Y te pondré
como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada;
porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor” (Ez. 26:14). La ubicación de la antigua Tiro es bien
conocida, y podemos ir y presenciar cómo la ciudad fue arrojada al mar tal como
Dios lo predijo. La antigua Tiro nunca fue reconstruida. Si alguien duda de la inspiración de la Biblia,
debe explicar cómo es que Ezequiel supo con tanta claridad el futuro de la
antigua ciudad de Tiro. Pero eso no es todo, además de muchas otras profecías
dignas de consideración, tenemos las profecías mesiánicas, más de trescientas
profecías que Jesucristo cumplió en su encarnación, ¿ha considerado esto?