La inspiración verbal, infalible, e inerrante, de la Biblia
Por Josué I. Hernández
Algunas personas dudan de la inspiración verbal
de la Biblia, es decir, no están convencidas de que cada palabra del mensaje de
la Biblia ha sido dada por Dios. En cambio, creen que Dios reveló un mensaje y
que los escritores bíblicos expresaron ese mensaje con palabras de su elección.
Lo cual significaría que los escritores pudieron cometer errores al elegir las
palabras, o no ser tan precisos al expresarse, y, por lo tanto, la Biblia no
diría lo que debiese decir. Pero, ¿qué dice la Biblia al respecto? En 1 Corintios 2:10-12 el apóstol Pablo afirmó
que el Espíritu Santo le dio revelaciones de Dios; y luego, en el versículo 13,
declaró: “lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría
humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo
espiritual”. El apóstol Pablo no solo recibió revelación del Espíritu Santo,
sino también las palabras con las cuales debía expresar lo que había aprendido,
palabras que le enseñó el Espíritu Santo, “explicando cosas espirituales con
palabras espirituales” (VM). Considere un ejemplo de la exactitud de las
palabras de la Biblia. En Mateo 22:31,32, mientras Jesucristo debatía con los
saduceos, quienes negaban la resurrección de los muertos (no creían que el
hombre tuviera un espíritu que sobrevive la muerte física), el Señor Jesús citó
la declaración que Dios hizo a Moisés desde la zarza, “Yo soy el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Entonces, Jesucristo añadió,
“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”. El poder del argumento usado por el Señor se
fundamenta en la conjugación del verbo “ser”. Piénselo detenidamente. Siglos después
de que Abraham, Isaac y Jacob murieran Dios afirmó ser el Dios de ellos. Lo
cual implica que estos hombres continuaban existiendo a pesar de la muerte
física. Dios no dijo “Yo era” o “Yo fui”, él dijo “Yo soy”. Con este argumento, el Señor Jesucristo nos
enseña que el mensaje de las sagradas Escrituras es inspirado por Dios, y que
las palabras que lo componen son precisamente aquellas que deben ser. En consecuencia,
el Señor argumentó basándose en la conjugación de un verbo, exponiendo la
confianza en la inspiración verbal, infalible e inerrante de las sagradas Escrituras. La Biblia es, verbal e infaliblemente, inspirada
por Dios. Cada palabra del mensaje original es exactamente lo que Dios quiso
que fuera, y Dios no se equivoca.