Por Josué I. Hernández
La desintoxicación espiritual involucra tanto la admisión como el arrepentimiento. Los adictos no suelen reconocer la gravedad de su estado, y solo pueden comenzar a liberarse admitiendo que tienen un grave problema. Sin embargo, asumir que la queja es grave no elimina la adicción, no desintoxica el alma. Entonces, el arrepentimiento, el cual es “para vida” (Hech. 11:18), es la medicina imprescindible.