Por Josué I. Hernández
La Biblia nos enseña que la iglesia local es una organización que tiene como cualidad básica el reunirse, o congregarse (cf. Hech. 20:7; 1 Cor. 11:17,18). Por ejemplo, la iglesia en Jerusalén se reunía “cada día” (Hech. 2:46). La pregunta es la siguiente: ¿Debe una iglesia de Cristo cancelar una de sus reuniones para acudir a una reunión diferente a la suya propia? Detengámonos a evaluar esto según lo que dicen las sagradas Escrituras (cf. 1 Tes. 5:21).
Debido a que el Señor aprecia el orden (cf. Col. 2:5), la iglesia hará su obra con decencia y orden (1 Cor. 14:40). Debido a que el Señor aprecia que la iglesia edifique a sus miembros (cf. Ef. 2:20; Jud. 1:20), la iglesia trabajará para edificar a sus miembros (cf. 1 Cor. 14:4,5,26,31). Debido a que el Señor aprecia que la iglesia le adore (1 Ped. 2:5; Jn. 4:23), la iglesia le adorará con devoción (cf. 1 Cor. 14:25). La iglesia no querrá menospreciar semejantes responsabilidades y privilegios.
Si la iglesia ya tiene hora y lugar para su reunión, es decir, ya tiene un orden acordado (cf. 1 Cor. 14:23; Col. 2:5), ¿es lícito que la iglesia cancele su reunión para que todos los miembros acudan a otro lugar a reunirse? ¿Esto es “decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40)?
Las reuniones de una iglesia de Cristo son eventos públicos a los cuales pueden entrar todos (cf. Sant. 2:2). Pero, ¿qué dirán los de afuera cuando vean que la iglesia no se ha reunido porque todos los miembros salieron de viaje? Ningún “incrédulo o indocto” podría entrar (1 Cor. 14:23,24), porque las puertas del edificio estarán cerradas.
Aunque otra reunión también prometa adoración y edificación, que para alguno resulte especialmente estimulante, siempre será una reunión diferente a la propia reunión que la iglesia debe realizar en su localidad, “cómo iglesia” (cf. 1 Cor. 11:18). ¿Leemos en la Biblia de alguna iglesia que dejó de reunirse en su localidad para que sus miembros se reunieran con hermanos de otro lugar? ¿Hay autorización bíblica para esto? ¿Es correcto menospreciar la adoración de los santos locales por el estímulo que promete una reunión diferente?
A Dios no le impresiona el “número de asistentes” ni el “talento” con el que se canta o predica. Por ejemplo, nuestro Dios fue positivamente impresionado por Pablo y Silas cuando ellos cantaron en la celda de Filipos (Hech. 16:25,26).
Si queremos ser verdaderos discípulos de Cristo, debemos permanecer en su palabra (Jn. 8:31) haciendo todo en su nombre (Col. 3:17).