¿De qué trata el posmilenarismo?



Por Josué I. Hernández

 
El posmilenarismo afirma que la segunda venida de Cristo ocurrirá después del milenio. Esta es una doctrina “optimista” que predice una “edad de oro”, un milenio cristianizado, una etapa gloriosa en la historia, etapa en el cual la fe, la justicia, la paz, y la prosperidad, prevalecerán, tanto para individuos como para naciones, ocurriendo todo esto antes de la segunda venida de Cristo.
 
Los posmilenaristas esperan un sistema mundial retornando a Dios mediante una conversión masiva y sistemática de la mayoría de la humanidad. En resumen, el posmilenarismo es el término que se aplica a la doctrina de que Cristo volverá solo después de que esta era dorada ocurra en la historia. Algunos posmilenaristas afirma que la era dorada se extenderá por mil años literales, otros no lo creen así.
 
Mientras algunos estudiantes de la Biblia continúan aferrándose a la visión posmilenarista clásica, otros, más recientemente, la han llevado un paso más allá con la doctrina conocida como “reconstruccionismo cristiano”, “teología del dominio” o “posmilenarismo teonómico”, doctrina que añora que la sociedad sea reestructurada según las leyes de Dios del Antiguo Testamento, incluyendo las leyes civiles.  
 
Problemas del posmilenarismo
 
El posmilenarismo malinterpreta las profecías del Antiguo Testamento, y va más allá de lo que el Nuevo Testamento revela como cumplimiento de las promesas de Dios. Pasajes como Habacuc 2:14, que dice: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”, se utilizan para enseñar que la mayoría de la humanidad se convertirá al Señor.
 
Jesucristo está reinando a la diestra de Dios (Hech. 2:32-36). No obstante, el posmilenarismo niega el reinado de Cristo, o simplemente, lo observa con pesimismo, porque exige del reinado de Cristo cosas que el Señor Jesús nunca prometió.
 
El posmilenarismo ignora las advertencias registradas en el Nuevo Testamento sobre la oposición al evangelio. Jesucristo dijo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Jn. 15:18; cf. 1 Jn. 3:13). En lugar de prometer una era dorada de aceptación mundial del evangelio, el Señor Jesús advirtió sobre la persecución y los sufrimientos derivados de ella, los cuales en última instancia serán aliviados más allá de nuestra vida terrenal (cf. Rom. 8:18). La visión de la vida terrenal que promueve el posmilenarismo no se conforma con la doctrina de Cristo (cf. Mat. 5:10-12; Luc. 6:26; 2 Tim. 2:12).
 
El posmilenarismo cambia el enfoque de la esperanza del evangelio. La esperanza de los hijos de Dios no es la de vivir en un entorno terrenal idílico, sino de una vida eterna con Dios en los cielos (cf. Fil. 3:20,21; Col. 1:5; 1 Ped. 1:4). El Señor Jesús enseñó que el trigo tendrá que esperar con paciencia hasta ser separado de la cizaña, y esta separación ocurrirá en el día final (Mat. 13:30; 13:36-43).
 
El posmilenarismo no acepta que solamente la minoría obedecerá al evangelio. En la parábola del sembrador solo uno de cuatro terrenos se considera “buena tierra” (Mat. 13:23). En lugar de prometer que la mayoría eventualmente transitará por la senda estrecha, habiendo cruzado el umbral de la puerta angosta, el Señor Jesús afirmó claramente, “porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:13,14).
 
Lo que afirma el Nuevo Testamento
 
La oposición al evangelio permanecerá hasta el día final. “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Tim. 3:12,13). “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias” (2 Ped. 3:3). “Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (2 Ped. 2:2). “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición… Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tes. 2:3,8). “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra… Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada…” (Apoc. 20:7-9).
 
La maldad será derrotada en la segunda venida de Cristo. “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)” (2 Tes. 1:6-10).
 
La paz y justicia perfectas se hallarán en el cielo. “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos… Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Ped. 3:7,13).
 
Conclusión
 
La visión posmilenarista difiere enormemente de la visión bíblica de este mundo y su futuro. El posmilenarismo es un evangelio diferente (cf. Gal. 1:6-10; Apoc. 22:18,19).