El
posmilenarismo afirma que la segunda venida de Cristo ocurrirá después del
milenio. Esta es una doctrina “optimista” que predice una “edad de oro”, un
milenio cristianizado, una etapa gloriosa en la historia, etapa en el cual la
fe, la justicia, la paz, y la prosperidad, prevalecerán, tanto para individuos
como para naciones, ocurriendo todo esto antes de la segunda venida de Cristo. Los
posmilenaristas esperan un sistema mundial retornando a Dios mediante una
conversión masiva y sistemática de la mayoría de la humanidad. En resumen, el
posmilenarismo es el término que se aplica a la doctrina de que Cristo volverá
solo después de que esta era dorada ocurra en la historia. Algunos
posmilenaristas afirma que la era dorada se extenderá por mil años literales,
otros no lo creen así. Mientras algunos estudiantes de la Biblia
continúan aferrándose a la visión posmilenarista clásica, otros, más
recientemente, la han llevado un paso más allá con la doctrina conocida como “reconstruccionismo
cristiano”, “teología del dominio” o “posmilenarismo teonómico”, doctrina que
añora que la sociedad sea reestructurada según las leyes de Dios del Antiguo
Testamento, incluyendo las leyes civiles.
Problemas del posmilenarismo
El posmilenarismo malinterpreta las profecías
del Antiguo Testamento, y va más allá de lo que el Nuevo Testamento revela como
cumplimiento de las promesas de Dios. Pasajes como Habacuc 2:14, que dice: “Porque
la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas
cubren el mar”, se utilizan para enseñar que la mayoría de la humanidad se
convertirá al Señor. Jesucristo está reinando a la diestra de Dios
(Hech. 2:32-36). No obstante, el posmilenarismo niega el reinado de Cristo, o
simplemente, lo observa con pesimismo, porque exige del reinado de Cristo cosas
que el Señor Jesús nunca prometió. El posmilenarismo ignora las advertencias registradas
en el Nuevo Testamento sobre la oposición al evangelio. Jesucristo dijo: “Si
el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”
(Jn. 15:18; cf. 1 Jn. 3:13). En lugar de prometer una era dorada de aceptación
mundial del evangelio, el Señor Jesús advirtió sobre la persecución y los sufrimientos
derivados de ella, los cuales en última instancia serán aliviados más allá de
nuestra vida terrenal (cf. Rom. 8:18). La visión de la vida terrenal que promueve
el posmilenarismo no se conforma con la doctrina de Cristo (cf. Mat. 5:10-12; Luc.
6:26; 2 Tim. 2:12). El posmilenarismo cambia el enfoque de la
esperanza del evangelio. La esperanza de los hijos de Dios no es la de vivir en
un entorno terrenal idílico, sino de una vida eterna con Dios en los cielos
(cf. Fil. 3:20,21; Col. 1:5; 1 Ped. 1:4). El Señor Jesús enseñó que el trigo tendrá
que esperar con paciencia hasta ser separado de la cizaña, y esta separación
ocurrirá en el día final (Mat. 13:30; 13:36-43). El posmilenarismo no acepta que solamente la
minoría obedecerá al evangelio. En la parábola del sembrador solo uno de cuatro
terrenos se considera “buena tierra” (Mat. 13:23). En lugar de prometer
que la mayoría eventualmente transitará por la senda estrecha, habiendo cruzado
el umbral de la puerta angosta, el Señor Jesús afirmó claramente, “porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan” (Mat. 7:13,14).
Lo que afirma el Nuevo Testamento
La oposición al evangelio permanecerá hasta el
día final. “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo
Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de
mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Tim. 3:12,13). “sabiendo
primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus
propias concupiscencias” (2 Ped. 3:3). “Y muchos seguirán sus
disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado”
(2 Ped. 2:2). “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que
antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de
perdición… Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con
el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tes.
2:3,8). “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y
saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra… Y
subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos
y la ciudad amada…” (Apoc. 20:7-9). La maldad será derrotada en la segunda venida de
Cristo. “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os
atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando
se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en
llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni
obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de
eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su
poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser
admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido
creído entre vosotros)” (2 Tes. 1:6-10). La paz y justicia perfectas se hallarán en el
cielo. “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por
la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la
perdición de los hombres impíos… Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Ped. 3:7,13).
Conclusión
La visión posmilenarista difiere enormemente de
la visión bíblica de este mundo y su futuro. El posmilenarismo es un evangelio
diferente (cf. Gal. 1:6-10; Apoc. 22:18,19).